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WASHINGTON, EU.- En lo que representa la mayor reorganización del tráfico de drogas desde el ascenso de los cárteles colombianos, narcotraficantes mexicanos han desplazado a sus contrapartes sudamericanos y ahora dominan el mercado estadounidense.
De acuerdo con declaraciones de funcionarios estadounidenses, las bandas mexicanas están detrás del tráfico de gran parte de la cocaína, heroína, mariguana y metanfetaminas que circulan en las calles de Estados Unidos.
El Grupo de Trabajo Conjunto del Sur entre Agencias, que coordina los esfuerzos de intercepción de drogas y la información de inteligencia que surge al respecto, ha reportado que casi 90 por ciento de la cocaína, cuyo destino es Estados Unidos, llega por barco a México o a otros países centroamericanos y luego entra por tierra a través de la frontera.
Según funcionarios, los cárteles mexicanos expertos en cuestiones de negocios e integrados por personas entre las cuales existen vínculos familiares operan como redes con sociedades en el extranjero.
Los cárteles colombianos controlaban el tráfico de estupefacientes, desde su producción hasta su distribución. En cambio los mexicanos tienden a enfocarse más a la distribución, la parte más lucrativa del negocio, añadieron.
Anthony Placido, funcionario de inteligencia de la DEA, dijo ante un pánel del Congreso, en junio, que los narcos mexicanos tienen nexos con grupos en Colombia, República Dominicana y Jamaica, así como con ?pandillas callejeras, bandas formadas en prisiones o grupos proscritos de motociclistas, encargados de la mayor parte de las ventas al menudeo y la distribución de las drogas en las calles de EU?.
Además, los mexicanos ofrecen un menú de drogas más variado que sus contrapartes colombianos, que tradicionalmente se han enfocado en el tráfico de cocaína y heroína.
Las bandas mexicanas también se están convirtiendo en una fuerza importante en el tráfico de las cada vez más populares metanfetaminas, gracias a que han establecido laboratorios de producción en ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos.
En 2004, una cifra récord de 1.6 toneladas de metanfetaminas fueron confiscadas a lo largo de la frontera suroeste, lo que representa un incremento de 74 por ciento con respecto a 2001, según la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés.
