Una buena noche de sueño mejora los resultados sexuales.
Jerusalén, (EFE).- Gozar de un sueño tranquilo y placentero mejora el acto sexual y disminuye la disfunción eréctil, según revelan los resultados de un estudio realizado por investigadores israelíes.
El estudio, efectuado en el Hospital Beilinson, de la localidad israelí de Petah Tikva, al norte de Tel Aviv, demostró que una buena noche de sueño mejora los resultados sexuales.
El urólogo David Margel y el experto en transtornos del sueño Giora Piler estudiaron a 60 pacientes que padecían de disfunción eréctil y al mismo tiempo sufrían de apnea del sueño, que ocurre cuando una persona deja de respirar mientras duerme.
Durante seis meses, los pacientes durmieron con un dispositivo que bombeaba aire a través de una máscara colocada sobre la nariz, minimizando de esta manera el número de veces que se interrumpía la respiración mientras dormían.
En torno al 20 por ciento de los pacientes estudiados dijeron haber mejorado sus relaciones sexuales tras el tratamiento, según la investigación.
El 10 por ciento de los hombres mayores de 40 años sufre de transtornos del sueño en Israel, dijeron los investigadores.
Descanso reparador
Luego de finalizar nuestras labores diurnas, los seres humanos necesitamos del sueño, ya que de esta manera se mantienen los procesos mentales superiores, particularmente los relacionados con la inteligencia, la capacidad de asociar y de recordar. De hecho, esta actividad se encuentra presente en la vida intrauterina, y una de las razones por la que los bebés duermen más que los adultos es porque sólo así se logra la maduración de su sistema nervioso.
El insomnio es la alteración del sueño más frecuente en todo el mundo; se caracteriza por la dificultad para descansar, despertares nocturnos y sensación de cansancio diurno, siendo más afectados por este problema los empleados con turnos mixtos, pilotos y choferes, así como mujeres en pleno climaterio y ancianos.
Cuando el dormir se perturba o se descansa menos del tiempo recomendado (entre 7 y 8 horas en la edad adulta), las consecuencias pueden ser muy diversas:
Disminuye la capacidad intelectual, pues se presenta pérdida de memoria o disminución de la habilidad mental para realizar actividades cotidianas.
Se duplica la posibilidad de sufrir accidentes en automóvil.
Aumenta el riesgo de padecer problemas cardiacos y enfermedades en general, ya que baja la respuesta del sistema inmunológico (de defensas).
Genera trastornos en el carácter, como mal humor, decaimiento y dificultad para mantener relaciones sociales.
Origina falta de precisión en la actividad laboral, lo que muchas veces se traduce en baja productividad y accidentes graves
