El País
MADRID, ESPAÑA.- Sonríe, gesticula, se emociona y en pocos minutos es capaz de hacerse con todo aquel que se encuentra frente a él. A sus 67 años, Dustin Hoffman confiesa que sigue sus impulsos tanto en su vida como en sus proyectos cinematográficos. En el cine lo ha demostrado en uno de sus últimos trabajos, La Familia de mi Esposo (Meet the Fockers), película que ayer estaba promocionando en Madrid, en la que interpreta al padre más sinvergüenza que uno puede imaginarse. El filme, que lleva recaudados más de 250 millones de dólares en cuatro semanas de exhibición en Estados Unidos.
Tras una espera de hora y media, aparece en la habitación del hotel en la que estaba citado con un grupo de periodistas pide disculpas, sonríe y con una agilidad asombrosa responde a la pregunta imitando los gestos y el tono de voz de quien ha formulado la pregunta. ?Me gusta explorar en la comedia porque te permite mejorar como actor y uno llega a una edad en la que puede hacer lo que más le apetezca. Mi ego creo que está más que satisfecho, no tengo que preocuparme por ganar más dinero o por hacer un papel protagonista. Mi físico me limita bastante para hacer algunas películas y a estas alturas no me voy a poner a participar en filmes de acción?.
A esta conclusión confiesa que llegó después de una charla con su mujer, Lisa, con la que lleva unidos más de 30 años. ?En Estados Unidos, si tienes 20, 30 e incluso 40 años, puedes conseguir papeles protagonistas. Después de los 50 años ya es fatal. Mi mujer me dijo: ?olvídate de si es un papel protagonista o secundario, olvida el guión y el salario y míralo como una experiencia creativa?. Y así lo hice?, comentó Hoffman quien justificó así su presencia en La Familia de mi Esposo como en la película Descubriendo el País de Nunca Jamás, candidata a siete premios Oscar.
Defiende de forma apasionada la comedia. ?Es un género que no es nada fácil de interpretar y sí una película cómica está bien hecha es capaz de enganchar a toda la familia. La vida está llena de ironía y hay que saber aprovecharse de ella?. Dustin Hoffman es en La Familia de mi Esposo el progenitor de Ben Stiller y consuegro de Robert De Niro, un hombre alegre, directo, simpático y al que no le importa lo que los otros piensen de él. ?Me apetecía interpretar ese papel para meterme en la cama con Barbra Streisand, es estupenda y era la primera vez que coincidíamos en una película?, dice con cierta sorna.
Cuenta que cuando el director, Jay Roach, acudió a su casa para ofrecer el papel le pidió que fuera él tal y como se comporta en su vida diaria. ?Parece que me parezco tanto a mí mismo que es la primera vez en la que mis hijos se han sorprendido de mi actuación, me han dicho que estoy fantástico?.
En el transcurso de la conversación cita en varias ocasiones a su mujer y a sus cinco hijos y es incapaz de ocultar sus sentimientos cuando habla de temas relacionados con la vida o la muerte. Hablando del dolor y del cáncer una periodista le comentó que había perdido a su marido por esta enfermedad hacía cuatro meses. Él le contó que también había perdido así a un familiar y saltándose todo tipo de normas, Hoffman la abrazó, lloró, llamó a su esposa Lisa y se fue con ella a dar vueltas durante casi una hora por los pasillos del hotel, cambiando la agenda de entrevistas que tenían preparada durante toda la jornada.
Repuesto de la situación volvió de nuevo ante las cámaras para responder a nuevas preguntas y en una de ellas habló de la inteligencia y la profesionalidad del actor Johnny Depp. ?Me apetecía mucho trabajar con Depp en Descubriendo El País de Nunca Jamás porque me parece uno de los actores más interesantes que hay en estos momentos en Estados Unidos?.
El protagonista de El Graduado, Papillon o Tootsie dice que está abierto a trabajar en cualquier lugar. ?¿Cine en Europa? Les sorprendería que algunos de mis héroes nunca me han invitado a trabajar con ellos, como Buñuel, Almodóvar o Walter Salles. Llaménle a Almodóvar y digánle que estoy abierto a todo tipo de posibilidades?.
Si alguien quisiera obtener una respuesta breve de este actor le resultaría prácticamente imposible porque es capaz de pronunciar un parlamento de diez minutos para contestar a una pregunta. Sabe que es incapaz de ser breve y pide a la traductora que si se alarga le haga un gesto como tocarse la nariz. Son casi las 15:00 horas y no ha comido, se para ante una mesa de bebidas y bocadillos, picotea de uno y bebe cerveza en una copa con pajita. Responde a un nuevo grupo de periodistas y abandona la habitación porque ha llegado el estilista Manolo García, uno de los candidatos a los Oscar por Mar Adentro. Ha pedido que sea él quien corte su puntiagudo pelo gris.
A su regreso habla de política y del gobierno de su país. ?No me gusta, pero resulta complicado ir a cualquier otro lugar sobre el que Bush no tenga extendido sus tentáculos. No resulta fácil escapar de Bush, aunque si alguien conocía ese lugar me lo pueden hacer saber?. Hoffman, que después de 34 años se encuentre de nuevo sólo con su esposa, sus cinco hijos han abandonado el hogar familiar, seguirá viviendo en Los Ángeles. ?Tengo un apartamento en Londres, pero por ahora mi casa está en América?.
De todos modos, mostró su desacuerdo con la política de Bush. ?No hay nada que se venda mejor que el miedo?, dijo en referencia a la campaña que hizo el líder republicano para ganar los comicios, en la que ?el elemento del miedo era tan potente que se sabía que iba a volver a ganar?.
Con todo, Hoffman señaló que ?ojalá fuera la vida tan sencilla como la cuentan los periódicos?, en los que sólo el 30 o el 40 por ciento de la información, señaló, es cierto ?y la gente se lo sigue creyendo?. ?Ojalá Angelina Jolie fuese el único motivo por el que no funcionan los matrimonios?, concluyó.
Aficionado a las conversaciones en el retrete
Conversar tumbados en la cama es una conocida forma de compartir pensamientos con un ser querido, pero a la estrella de Hollywood Dustin Hoffman le gusta otro tipo de intercambios íntimos: las conversaciones en el lavabo.
Explicando como surgió una escena en el baño que comparte con Robert De Niro en la comedia La Familia de mi Esposo, Hoffman dijo que conversar mientras estaba sentado en el inodoro era algo de lo que había disfrutado toda su vida. "Cuando crecía, en mi casa, era uno de los mejores lugares para mantener una conversación", dijo. "Una persona estaba en el inodoro, como mi hermano o quien sea, y yo me sentaba en el borde de la bañera y manteníamos conversaciones maravillosas", dijo a periodistas en Madrid durante la promoción europea de La Familia de mi Esposo. "Así que crecí (...) y con las novias que tuve continué (haciéndolo)".
Mientras discutía el guión de La Familia de mi Esposo con el director Jay Roach, Hoffman sugirió que una conversación en el baño podría representar la "esencia de Bernie", en referencia al hippy envejecido Bernie Focker, su personaje en la película.
No obstante, al ser una comedia el desinhibido Bernie disfruta el hábito no con un hermano o una novia, sino con el ultraconservador y reprimido Jack Byrnes (De Niro), que se asusta al correr la cortina de la ducha y hallar a Bernie en el retrete.