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Dustin Hoffman se expresa con pasión

El País

Madrid, España.- Tan cálido, excéntrico y positivo como su divertido personaje de Los Fockers: La Familia de mi Esposo, el actor estuvo en España presentando la película y habló sobre su nueva etapa vital y profesional.

Entrevistarle es como asistir a una de sus presentaciones. Dustin Hoffman puede ser sensible, exhibicionista, inseguro o todo a la vez. Pero el repertorio sentimental que exhibió en su encuentro con la prensa española fue antológico. Hoffman (67 juveniles años y la misma talla de pantalón que en El Graduado) intercaló en su apretada jornada promocional ciertos imprevistos: un corte de pelo a cargo de Manuel García (del equipo de maquillaje de Mar Adentro), a quien felicitó efusivamente por la nominación al Oscar.

Un paseo de casi una hora con su mujer para controlar la emoción que le produjo hablar con una periodista (a quien abrazó largamente) sobre la muerte de los seres queridos. Sugerir a los fotógrafos cambiar de sitio para que experimentaran lo que era tenerlos enfrente (y se intercambió tres veces). Excusarse por ir ?a un pis?. Retirar hacia atrás el cabello de una reportera explicándole que era una pena ocultar su bonito cuello. O hacer una ?trompetilla?, también en el cuello, a otra. Y el caso es que nadie se enfadó porque es amable, con sentido del humor, responde a las preguntas larga y cuidadosamente, cuela palabras en español (idioma en el que también tarareó Extraños en la noche) y habla del trabajo y la vida con lucidez y asentada pasión.

¿Lo mejor de estar en La Familia de mi Esposo? ?Pues volver a trabajar ?con Bob (De Niro), hacerlo por primera vez con Barbra (Streisand) y romper tabúes como se hace en esta comedia. La verdad es que nos reímos mucho juntos y cada vez me gusta más hacer películas para que la gente se la pase bien?.

Pero Hoffman, uno de los auténticos grandes del oficio, dueño de una carrera incontestable por la variedad y calidad de sus trabajos y menos premiado de lo merecido (nominado al Oscar por El Graduado, 1967; Cowboy de Medianoche, 1969; Lenny, 1974, Tootsie, 1982 y La Cortina de Humo, 1997 y ganador por Kramer contra Kramer, 1979 y Rain Man, 1988), estuvo nostálgico y crítico al repasar el negocio desde sus 38 años de experiencia: ?El cine ha cambiado completamente desde los sesenta y setenta. La gran diferencia es el dinero. Se dice que con Tiburón las cosas cambiaron. Se estrenó en dos mil cines en EU y se publicó lo que había recaudado el primer fin de semana. Y el contenido artístico de una película perdió su valor frente a la recaudación de otra peor?.

Cree que también influyó el auge de los videos. Pero, sobre todo, que los grandes estudios tenían ?recursos de promoción que no tenían los pequeños. Vender una película es lo mismo que vender un candidato a la presidencia. Si hay dinero suficiente se puede vender cualquier producto, una mala película puede hacer una gran taquilla si tiene una buena promoción. El coste medio de un filme en un gran estudio es de 65 millones de dólares y otros 65 para promoción, más que elegir un presidente?. Y lamenta que si no se cumplen las expectativas ?cortan la publicidad y el número de copias. Y así no hay tiempo para que funcione el boca a boca?.

No hace mucho dejó de trabajar ?durante más de dos años. Había perdido la sensación de creatividad que siempre tuve. Me puse a escribir y ya tengo un par de guiones. Me gustaría dirigir uno o, si hay otro director, actuar?. Quizá fue la etapa en la que se enfrentó al hecho de que le ofrecían más personajes secundarios que protagonistas. ?Hago los papeles que hago porque no tengo elección. Hoy se escribe para chicos de 20, 30 ó 40 como mucho.

?A partir de los 50? uno ya puede olvidarse. Y es peor para las actrices?. Y repasa los peores momentos de su crisis, cuando se debatía entre no aceptar pequeños papeles o permitir que se olvidaran de él. Admite que se resistió y que su mujer le animaba a seguir, sin embargo reconoce que si tuviera que empezar ahora le gustaría hacer lo que está haciendo: ?A veces ni siquiera me interesa el guión ni el dinero, lo que me interesa es el proceso creativo?.

Hoffman se une al grupo de estrellas estadounidenses que piden una oportunidad a Almodóvar: ?Me encantaría rodar con él en España. Y es una pena que ya no pueda pedírselo a Buñuel?. Y también, al club antiBush: ?No me voy de mi país porque no puedes irte a ninguna parte para escapar de Bush?.

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