Luis Maeda Villalobos
LA ESCASEZ DE AGUA NO ES UN MITO
El mal uso del recurso agua ha tenido consecuencias como el quebrantamiento de las fuentes de suplencia y reservas en la región, en tal forma, que cada vez los niveles de los acuíferos se abaten peligrosamente.
Por su parte, los fenómenos meteorológicos como las prolongadas sequías, incrementan el desequili-brio entre la disponibilidad de agua para una población creciente. Aunque la batalla por el agua no es privativa regionalmente hablando, en el mundo se escucha el rumor de una escasez que no tarde en ser motivo de conflictos sociales, es decir, una lucha por el agua.
Históricamente en la región, allá por los años cincuentas, a través de una extracción exagerada de agua del subsuelo por más de cuatro mil pozos, calculada en mil 200 millones de metros cúbicos anuales, hubo de ocasionar un desequilibrio en las reservas subterráneas a causa de una menor recarga de los acuíferos y todo con la finalidad de complementar las necesidades agrícolas para el riego de más de noventa mil hectáreas y cumplimentar a la vez, con la fórmula aplicada desde entonces, de un noventa por ciento para las prácticas agropecuarias, un seis por ciento para la industria y sólo un cuatro por ciento para uso urbano y doméstico, toda una aberración.
Las autoridades, tanto de las cosas hídricas, como de las del medio ambiente y protección de los recursos ?y también las autoridades gubernamentales-, seguramente por ignorancia o por intereses particulares o políticas demagógicas, fingidamente toleran la delicada situación, que nos ha llevado a ser analíticos para llegar a entender el por qué estamos en una situación de grave escasez de agua, en un futuro no lejano si las cosas continúan igual, lo que no es un mito.
En la actualidad, los niveles del acuífero se abaten peligrosamente y se trata de una reserva que legalmente en forma de prioridad, es para el sostenimiento humano, de más de millón y medio de habitantes, que comprende la zona conurbada de La Laguna. Argumentan los neolatifundistas modernos, que generan empleo, y que junto a algunos industriales de alta potencialidad, son el sostén económico regional, con otros de prestigio internacional, cuando en su conciencia saben el daño que provoca el monopolio del recurso más importante para la vida, hasta de sus propias familias. Cuentan con el apoyo y disimulo ?o quizás confabulación-, de los que manejan la cuestión del agua sin sentido humano, y son propiamente los dueños del agua en la región.
Fácilmente se olvida que el ser humano es contingente, que no es eterno, y todo se queda al morir. Y que lo único que cuenta en la vida son las buenas obras, y proteger los recursos naturales, que son el sostén de la supervivencia.
Hay que recordar también, que a medida que se agotan las reservas, se difunden y concentran sales y metales pesados como el arsénico, que convierten el agua en no potable, es decir, no apta para beber. Queda claro entonces, que la escasez de agua en la región, no es un mito.