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Ecos de un Concierto

S. Beckmesser

José Serebrier es un músico que se ha destacado como compositor y como director de orquesta. A sus sesenta y siete años de edad tiene tras de sí una impresionante carrera en la que ha acumulado un buen número de premios y reconocimientos y que le ha llevado a dirigir las más importantes orquestas del mundo y a realizar un buen número de grabaciones discográficas que han sido aclamadas por la crítica mundial.

El pasado viernes 23, tuvimos el privilegio de verle dirigir el cuarto concierto de la temporada de la Camerata de Coahuila en un programa que incluyó obras de Piotr I. Tchaikovsky (1840-1893), Henry Purcell (1659-1695), Jean Sibelius (1865-1957), Johann Sebastian Bach (1685-1750), Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) y Joseph Haydn (1732-1809).

El maestro Serebrier justificó plenamente la enorme reputación que le precede en el Andante Cantabile de Tchaikovsky, en la transcripción que Leopold Stokowski realizó del Lamento de Dido de Purcell, en el Vals Triste de Sibelius y en el Aria de la Suite No. 3 de Bach, resaltando con su dirección el gran lirismo y emotividad contenido en estas obras.

Serebrier hizo gala de un gran oficio y de un absoluto control sobre la orquesta, mismos que ya eran evidentes hace más de cuatro décadas, pues Leopold Stokowski lo designó ?cuando apenas contaba con veintidós años? como su director asistente en la American Youth Orchestra y en alguna ocasión refiriéndose a Serebrier afirmó que ?es el más grande maestro del balance orquestal?. No sé si a principios de los años sesenta ése fue su principal atributo, pero hoy en día hay que agregar a éste una fina musicalidad y un gran talento para comunicarse con los músicos y lograr que en un lapso de unos días se entregasen a su visión de manera absoluta. Este hecho se hizo claramente evidente en la Obertura de las Bodas de Fígaro de Wolfgang Amadeus Mozart con la que concluyó la primera parte del programa y en la Sinfonía No. 49 en fa menor La Pasión de Joseph Haydn que conformó la segunda parte, pues, a pesar de que ya hemos escuchado en nuestra ciudad dichas partituras con otros directores en interpretaciones igualmente convincentes, el maestro Serebrier logró que la orquesta brindase una ejecución ágil y precisa. El público estuvo encantado por lo que aplaudió efusivamente a la orquesta y a su director invitado, los cuales correspondieron tocando una vez más el último movimiento de la sinfonía de Haydn.

Nuevamente la orquesta demostró su gran calidad, lo único que lamenté fue que el maestro Serebrier no haya incluido dentro del programa alguna de sus obras, pues también es un destacado compositor que ha escrito un centenar de partituras, de las cuales muchas le han hecho acreedor a premios, entre los que se destacan el de la Fundación Koussevitsky, el de Compositores Jóvenes BMI, el de la Pan American Union Publication Award (por su Elegía para Cuerdas) y el de la Harvard Musical Association Commission (por su Fantasía para cuarteto de cuerdas).

Esperamos que en un futuro próximo volvamos a tener la oportunidad de asistir a otro concierto dirigido por este excelente director en un programa que también incluya alguna de sus partituras.

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