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Ecos de un Concierto

S. Beckmesser

A dos semanas del excelente concierto de la Camerata de Coahuila que presenciamos en el Teatro Nazas, asistimos a uno aún más extraordinario dirigido por el maestro Ramón Shade en el que escuchamos obras de Ludwig van Beethoven (1770-1827).

Este concierto fue extraordinario no sólo por su excelente nivel, sino también por lo inusual de su programa, el cual estuvo constituido por obras que datan de la época en que Beethoven ?ya sea como compositor o como intérprete?, seguía el camino trazado por la tradición clásica vienesa que había heredado de Mozart y Haydn.

La Camerata de Coahuila inició el concierto con la deliciosa obra Romance Cantabile para Piano, Flauta y Fagot en mi menor Hess 13, partitura que probablemente data de 1786. Esta obra no sólo es un magnífico ejemplo del ?empifindsamer stil? (Estilo expresivo) en boga en la década de 1780, sino también una partitura que hace evidente el gran talento del Beethoven adolescente. Se trata en realidad del movimiento lento de un concierto que probablemente jamás fue terminado. Mariana Chabukiani, la formidable pianista y clavicembalista de la orquesta, Juan Manuel Rosales, el excelente flautista de la Camerata y Ventislav Rumenov el brillante fagotista, asumieron los papeles solistas, brindándonos una interpretación que resaltó el carácter lírico y emotivo de la partitura.

A ésta le siguió el Allegro del Concierto para Piano en Re Mayor, que recientemente reconstruyó el musicólogo inglés Nicholas Cook. Este Allegro resultó ser una obra encantadora, Chabukiani tocó con gran nitidez la parte solista, hecho que resaltó el carácter mozartiano de la partitura.

De entre las tres rarezas que escuchamos en la primera parte del programa probablemente la más conocida sea, por haber sido grabada por Sviatoslav Richter a principios de la década de 1960, el Rondo para piano y orquesta en si bemol mayor WoO 6. Esta partitura fue publicada dos años después de la muerte de Beethoven en una edición que realizó el pianista Carl Czerny. Originalmente estuvo destinado a ser el último movimiento del Concierto para Piano No. 2 en si bemol mayor Op. 19, pero en algún momento el compositor decidió substituirlo. Su partitura evidencia una marcada influencia del clasicismo vienés y fue magistralmente interpretada por Mariana Chabukiani y la Camerata de Coahuila bajo la batuta del maestro Shade.

Después del intermedio la soprano Tatiana Marouchtchak cantó el Aria Ah! Perfido Op. 65, la cual fue escrita en Praga a principios de 1796. Se trata de una obra bastante intrigante pues no se sabe quién escribió su texto, ?aunque el recitativo parece haber derivado de un libreto de Pietro Metastasio (1698-1782) ?si fue escrita para Josefa Duschek o para la condesa Josephine de Clary-Aldringen, pues esta última es a quien Beethoven dedica el aria en el manuscrito. El hecho es que esta aria no fue publicada sino hasta 1815 sin número de opus y no fue sino hasta 1819 que apareció catalogada con el opus 65.

El concierto finalizó con otra rareza, se trata de las Doce Danzas Alemanas, WoO. 8 que fueron comisionadas para el baile de máscaras de 1795 que organizó la Sociedad para Pensiones de Artistas Plásticos de Viena. Estos bailes se realizaron cada noviembre a partir del año de 1792. Aunque a simple vista pudiera parecer un encargo trivial, hay que considerar que era un evento que atraía a la crema y la nata de la aristocracia y en el que ya habían participado en 1792 Joseph Haydn (1732-1809) y en 1794 Karl Ditters von Dittersdorf (1739-1799) y Joseph Eybler (1765-1846) y que en 1795 se contrató además del joven Beethoven ?que sólo contaba con 24 años? a Franz Xaver Süssmeyer (1766-1803). Las danzas de Beethoven deben haber sido particularmente populares pues se volvieron a interpretar en el baile que se llevó a cabo dos años después. Esto no es en realidad nada sorprendente pues Beethoven les confirió una gran variedad rítmica, melódica y tonal e incluyó algunos efectos ?especiales?, como percusiones que confieren un carácter ?turco? a alguna de ellas o el uso de una corneta de postillón (que fue sustituido con gran éxito en el concierto del pasado viernes por Joseph Gamilagdishvili en el oboe) al final de la última danza.

El público reaccionó con un justificado entusiasmo ante la interpretación de estas obras y brindó un largo y merecido aplauso a la orquesta y a su excelente director, quienes correspondieron tocando de nuevo la décima danza, que es la que contiene la llamada ?percusión turca?.

Glosario musical:

Hess: clasificación de aquellas composiciones de Beethoven sin número de opus ni de WoO que realizó el musicólogo suizo Willi Hess (1906-1997) entre 1959 y 1971.

Op: abreviatura de la palabra opus que significa en latín obra. El número que le sigue corresponde al que le asignó en vida el propio autor a sus composiciones.

WoO: abreviatura de las palabras alemanas. Esta clasificación corresponde al catálogo temático de obras a las que Beethoven no asignó un número de opus que realizó entre 1929 y 1950 el musicólogo alemán Georg Kinsky (1882-1951).

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