El pasado viernes 21 se llevó a cabo en el Teatro Nazas una gala operística, en la que se interpretaron fragmentos de óperas de Rossini, Bellini, Mozart, Ciléa, Puccini y Donizzetti.
En el pasado hemos tenido en Torreón la oportunidad de asistir a eventos similares, y de ellos, guardamos un entrañable recuerdo de la gala en que se presentó junto con la Camerata de Coahuila bajo la dirección del maestro Ramón Shade el tenor mexicano Ramón Vargas.
En esta ocasión, la soprano Olivia Gorra asumió la parte vocal y si bien es cierto que su voz no posee ni la calidad ni la sonoridad que la ubiquen en el mismo nivel de un Ramón Vargas o de un Rolando Villazón, su presentación en nuestra ciudad puede ser calificada como exitosa.
La gala estuvo compuesta por una serie de obras orquestales a las que se intercalaron arias de diferentes óperas. De manera muy formal la velada inició con la obertura de la ópera la Gazza Ladra de Giocchino Rossini. Esta partitura empieza con gran seriedad y marcialidad, mismas que después se tornan en una juguetona y alegre ligereza que contrastaron con la etérea Casta Diva de la ópera Norma de Vincenzo Bellini, con la que Gorra hizo su primera intervención.
O mio Babbino Caro de la ópera Gianni Schicchi es sin lugar a dudas una de las más hermosas arias que escribió Giaccomo Puccini, y Gorra supo expresar la gran ternura que demanda esta excelente obra.
La obertura de Cosi fan Tutte de Wolfgang Amadeus Mozart fue excelentemente tocada por la orquesta bajo la maravillosa dirección del maestro Shade y sirvió de preludio para Una Donna a Quindici Anni de la misma ópera. En esta aria se describen con gran ironía las ?cualidades? que una joven adolescente debe poseer, hecho por el cual se liga -por lo menos bajo un punto de vista temático- con la cavatina Una Voce Poco fa que le siguió.
Poco antes de iniciar la segunda parte del programa, Rosa del Tepeyac Flores -directora del Instituto Coahuilense de Cultura- hizo entrega de un merecido reconocimiento por la labor realizada al patronato de la Camerata de Coahuila, el cual fue recibido por Lucrecia Martínez de Santibáñez.
El concierto prosiguió con una magistral interpretación de la bella obertura de Il Babiere di Siviglia de Rossini a la que le siguió el aria Io Son l?umille Ancella proveniente de la ópera Adriana Lecouvreur de Francesco Ciléa.
En el aria Quando m?en vo Soletta de la ópera la Boheme de Giaccomo Puccini, Olivia Gorra demostró poseer una fina sensibilidad musical. Y a nuestro parecer fue su mejor intervención de la noche. Sin embargo, la mayor ovación del público la obtuvo la orquesta en la interpretación de la Meditación de la ópera Thaïs de Jules Massenet. En esta obra para violín y orquesta la dulzura lírica contenida en su partitura fue magníficamente transmitida por la Camerata de Coahuila y su concertino Sebastián Kwapisz, bajo la excelente dirección del maestro Shade.
La última intervención de Olivia Gorra dentro del programa fue Regnava nel Silenzio de la ópera Lucia de Lammermoor de Gaetano Donizetti. En ella, la soprano logró transmitir el terror que demanda dicha aria.
En respuesta a la calurosa ovación del público, Gorra cantó el aria Sempre Libera de la ópera La Traviata de Giuseppe Verdi.
Esta gala fue muy apreciada por el público asistente, hecho que es sin lugar a dudas, resultado no sólo de la excelente calidad de la orquesta, sino también del interesante programa que se presentó.
