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Ecos de un Concierto

S. Beckmesser

En su segundo concierto de este año la Camerata de Coahuila interpretó bajo la dirección del maestro Ramón Shade obras de Ottorino Respighi (1879-1936) y de Mario Castelnuovo-Tedesco (1895-1968). Dos compositores italianos que desarrollaron sus carreras durante la primera mitad del siglo XX.

Ottorini Respighi esencialmente escribió música de programa, es decir, aquélla que trata de pintar un cuadro o de contar una historia. Nikolai Rimsky Korsakov y Max Bruch fueron sus maestros y recibió una enorme influencia de Richard Strauss. Por otro lado, fue un erudito interesado en la historia de la música, que editaba y hacía arreglos de obras de compositores del siglo XVII y XVIII. La primera partitura que escuchamos fue La Primavera la cual fue escrita en 1927 y que pertenece al Trittico Botticelliano, su música más que representar a esa estación hace una descripción del maravilloso cuadro de Sandro Botticelli con sus ninfas y abundante vegetación. En sí es un magnifico ejemplo del interés que Respighi tenía por las formas barrocas y clásicas, además de su gran talento para construir melodías.

Mario Castelnuovo Tedesco nació en el seno de una familia judía sefardita y fue alumno de Ildebrando Pizzeti, quien influyó su música. Por otro lado, Castelnuovo manifestó desde su juventud un fuerte interés por la poesía española, el cual se hace evidente en sus Coplas de 1915. Las leyes antisemitas que promulgó Mussolini en 1939 le obligaron a emigrar hacia Estados Unidos de América; ese mismo año compuso su concierto para el guitarrista español Andrés Segovia, quien lo estrenó en la ciudad de Montevideo en 1940. Se trata de uno de los más importantes conciertos para ese instrumento. El pasado viernes el solista fue el excelente guitarrista Roberto Limón quien brindó una brillante interpretación en la que se resaltó la emotividad de su segundo movimiento y la virilidad del tercero y que fue magníficamente acompañado por la orquesta bajo la batuta del maestro Ramón Shade.

Después del intermedio se tocó el Aria de Corte perteneciente a la Tercer Suite de Danzas Antiguas y Aires para Laúd de Ottorino Respighi. En esta obra su autor tradujo a un lenguaje musical moderno la elegancia, viveza, delicadeza y serenidad características de la música del Renacimiento y del primer Barroco. Su partitura data de 1932 y contiene música de Jean-Baptiste Besard (1567-?).

El concierto finalizó con Los Pájaros, partitura de 1927 basada en obras de compositores de los siglos XVII y XVIII. El Preludio con que inicia toma una melodía de Bernardo Pasquini (1637-1710), mientras que su segundo movimiento La Colomba (La Paloma) se basa en una pieza de Jacques Gallot, un laudista del siglo XVIII que falleció hacia 1685. En este movimiento se destaca la exquisita intervención del oboe acompañado suavemente por las cuerdas. En su tercer movimiento, La Gallina, Respighi tomó prestada una obra del mismo título de Jean-Philippe Rameau (1683-1764), en la que destaca la intervención de los alientos y en la que al final aparece el canto de un gallo. En L?Usignuolo (El Ruiseñor) se basó en una obra inglesa anónima del siglo XVII y finalmente, en su último movimiento. Il Cuccú (El Cucú), tomó de nuevo una melodía de Pasquini, desarrollando en el limitado canto de dos notas del cucú, un ingenioso y bello ensayo que desemboca en el material del preludio inicial.

La Camerata de Coahuila sonó espléndidamente y ejecutó de manera excelente estas obras bajo la maravillosa dirección del maestro Ramón Shade. El público aplaudió efusivamente, por lo que se tocó a manera de encore la Gallina de Los Pájaros.

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