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Edimburgo se “blinda” para la reunión del G-8

Amenazan grupos de activistas con bloquear rúas.

EFE

Edimburgo, ESCOCIA.- Tras los graves disturbios del lunes, cientos de camiones policiales patrullaba ayer las calles de Edimburgo y numerosas tiendas se protegieron con molduras de madera por temor a un nuevo brote de violencia de grupúsculos anarquistas.

Miles de agentes, apoyados por dos helicópteros, vigilaban la capital escocesa en víspera de la cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de los Ocho (G-8, siete países más industrializados y Rusia).

Los líderes del G-8 se reunirán desde hoy miércoles hasta el viernes en Gleneagles, un suntuoso hotel situado en plena campiña escocesa, a unos 70 kilómetros de Edimburgo, Escocia.

Entretanto, los jardines de Princes Street, la famosa arteria comercial del centro de la capital, recobraron ayer la normalidad después de convertirse el lunes en un campo de batalla en el que se enfrentaron cientos de manifestantes y la Policía antidisturbios.

Los altercados, que acabaron con cien detenidos y una veintena de heridos leves, ocurrieron durante una de las manifestaciones convocadas para protestar contra los líderes del G-8 (Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá, Italia, Japón, Estados Unidos y Rusia).

En la refriega, algunos manifestantes arrojaron trozos de pavimento y sillas contra los agentes, en una serie de escaramuzas que aterrorizó a algunos ciudadanos.

“He vivido en Edimburgo toda mi vida y he padecido una guerra, pero jamás había visto nada como esto”, dijo asombrada la señora Ann Mullay, de 73 años.

La Policía ha culpado a algunos grupos anarquistas, como el llamado “Bloque Negro”, una organización alemana que se creó en 1980 y se opone a cualquier acción “represiva” del poder establecido.

El temor de las fuerzas de seguridad a nuevos disturbios ha cobrado fuerza al tenor de unos panfletos del grupo radical “Disentir”, que anima a cortar carreteras para impedir que delegados del G-8 hospedados en Edimburgo puedan acudir a Gleneagles.

El rumor de las protestas volverán hoy miércoles a las calles de la capital con la llamada “Larga marcha hacia la justicia”, convocada por el rockero y activista irlandés Bob Geldof para exigir al G-8 medidas que erradiquen la miseria de África.

El cantante, promotor de los conciertos contra la pobreza que se celebraron el pasado fin de semana en Londres y otras ciudades del mundo, llegó ayer a Edimburgo y tildó de “tontos e innecesarios” los disturbios del lunes.

Aparte de esa marcha, las fuerzas de seguridad también estarán pendientes de la protesta convocada por el grupo “G-8 alternativo”, previo permiso policial, a quinientos metros del hotel Gleneagles. “G8 Alternativo”, plataforma que incluye grupos contrarios a la guerra de Irak, a la pobreza en el mundo y a la proliferación de armas nucleares, espera la asistencia de cinco mil personas que darán su particular “bienvenida” a los líderes de la cumbre.

Los manifestantes tienen terminantemente prohibido rebasar la zona de exclusión establecida ante el lujoso hotel, convertido en una auténtica fortaleza aislada del mundanal ruido por un anillo de acero de ocho kilómetros de largo por dos metros de alto.

En ese establecimiento casi inexpugnable, el primer ministro británico, Tony Blair, moderará, en calidad de presidente de turno del G-8, una cumbre que ha fijado dos prioridades: el cambio climático y la miseria de los países más pobres del planeta.

A modo de simbólico recordatorio, una pancarta colgada en el famoso castillo de Edimburgo, imponente vigía pétreo que se alza sobre un volcán, instaba ayer a los ocho hombres más poderosos del mundo a “hacer que la pobreza sea historia”.

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