Durango

Ejecuta a su esposa y luego se dispara

Durante varias horas negocia la policía con taxista que finalmente se balea en la cabeza

La ciudad capital vivió tres sucesos de intensa acción policiaca, donde se vieron implicados tres taxistas, registrándose dos personas ejecutadas, dos lesionadas con proyectil de arma de fuego y un trabajador del volante tras las rejas por vender droga a bordo de su unidad.

El taxista Martín Nevárez Bailón, de 38 años, asesinó a su esposa de un balazo en la cabeza y después de casi cuatro horas, en medio de un intenso operativo de seguridad, se disparó en la sien con un arma calibre .25, quedando con vida y siendo trasladado al Hospital General.

Como antecedente, la mujer había interpuesto ante la Dirección de Averiguaciones Previas tres denuncias por maltrato familiar y amenazas, mismas que desencadenaron la fatídica escena.

Unos minutos pasados de las 08:00 horas, Marina Magdalena Candia Sánchez, de 33 años, se bajó del servicio de transporte público en la puerta de su trabajo, en la clínica de maternidad Santa María, donde apenas tenía una semana de haber ingresado a laborar, pero ya la estaba esperando su esposo Martín, quien había sido agente de la Policía Ministerial y que actualmente se desempeñaba como taxista.

Luego de una breve discusión, por la espalda, el trabajador del volante le dio a su cónyuge un balazo en la cabeza, en la parte retro auricular, dejándola tirada en el suelo, a dos metros de la puerta de entrada principal del sanatorio.

La reacción de las enfermeras, compañeras de la hoy occisa, fue inmediata al darle los primeros auxilios, en una de las salas de la misma clínica, apoyadas al parecer por el mismo homicida, quien entró también a la habitación.

A los pocos minutos, la mujer, quien tenía su domicilio en la calle Felipe Ángeles de la colonia Villa de Guadalupe, dejó de existir, mientras que a las 8:20 horas las autoridades recibían la llamada de auxilio en el sistema 066.

Los agentes de la Policía Municipal, destacamentados en la Delegación Norte, arribaron a las 8:33 horas al lugar de los hechos, ubicado en la calle Fénix número 124 norte; en ese momento apenas había llegado una unidad de la Policía Ministerial. Poco antes de las 9:00 horas, acordonaron el área, desde las calles Coronado a Canoas.

A las 9:10 horas, llegaron ocho familiares de Marina, a quienes no dejaron acercarse sino apenas hasta la división que marcaba el acordonamiento, donde para ese momento ya había más de 35 personas entre curiosos y reporteros, número que en pocos minutos se acrecentó a más de 70.

Cuando llegaron los directores de la DAP y de la Policía Ministerial, Ruth Medina Alemán y Pedro Chávez Cibrián, respectivamente, se filtró la información de que el agresor se encontraba todavía en el interior de la clínica y que amenazaba con matarse si intentaban detenerlo.

A las 9:30 horas, cuando los comandantes y altos mandos de las corporaciones policiacas se paseaban hablando por teléfono a las afueras de la clínica, se llevó a cabo el desalojo de la guardería ubicada enfrente del lugar de los hechos, para poder tener más operatividad y porque aún se corría riesgo, pues el presunto asesino todavía se encontraba armado en el interior del hospital.

A las 10:05 horas, llegaron dos unidades y una ambulancia de Protección Civil, para apoyar a las personas internadas en la clínica que pudieran necesitar atención médica.

A las 10:10 horas, se daba a conocer que el negociador de la Procuraduría mantenía una charla con el homicida y que trataba de convencerlo para que se entregara sin dañar a nadie más, al mismo tiempo que dos agentes del Ministerio Público se retiraban, tras llegar sus colegas del turno correspondiente.

A las 10:20 horas, se acercó la ambulancia de Protección Civil, haciendo pensar a todos los presentes que probablemente la mujer todavía estaba con vida, pues oficialmente aún no se conocía lo que pasaba en el interior de la clínica.

A las 10:25 horas, el director de la DMSP, Roberto Bravo Ontiveros, quien se encontraba en el lugar de los hechos, salió de la zona acordonada y confirmó que la mujer se encontraba muerta, pero todavía desconocía si el homicida había sido agente de Vialidad, versión que se confirmó posteriormente en voz de Medina Alemán, informando que Martín fue militar, tránsito y judicial, hace más de diez años.

A las 10:32 horas, arribó una camioneta del Escuadrón Canino de la Policía Ministerial, pues intentarían someter al sujeto en mención con la ayuda de un perro entrenado.

Durante 18 minutos se vivió un lapso de calma, simplemente se veía que los comandantes se paseaban de un lado a otro afuera de la clínica, hablando por teléfono o charlando entre ellos y los policías preventivos, ubicados en la calle Coronado, platicaban entre sí, mientras cuidaban que nadie pasara a la zona de resguardo.

Durante ese tiempo de aparente calma, psicólogos especializados de Misión Korián y otras instituciones seguían con la labor de convencimiento en conjunto con el mediador de la Procuraduría, Enrique Díaz, para evitar el suicidio.

A las 10:50 horas, agentes de seguridad sacaron a una señora que estaba siendo atendida en la clínica, y sus hijas platicaron con los medios de comunicación de lo que estaba pasando adentro, diciendo que el disparo que recibió la mujer nadie lo escuchó adentro, que les tuvieron que hablar a las enfermeras para que la atendieran y que el agresor, al estar solo con su esposa, ya fallecida, gritaba que él la quería y que hacía alusión a una discusión que habían tenido la noche anterior, confirmando que se encontraban solos en una sala la finada y el homicida, y que el mediador se encontraba platicando con él, con la puerta abierta, afuera de la habitación.

Mientras tanto, en la esquina de Canoas y Fénix, donde se encontraban los familiares de la mujer fallecida, seis mujeres y dos hombres, que no dejaban de llorar, reclamaban con palabras al aire a las autoridades que en tres ocasiones fueron a interponer denuncias por maltrato y amenazas, señalando que el sujeto se acercaba a la casa armado y drogado.

A decir de los mismo familiares, la respuesta que recibieron de la DAP fue negativa, pues nunca hicieron nada; recordaron que en alguna ocasión, específicamente el 7 de septiembre que se puso una de las demandas, supuestamente fue aprehendido Martín, pero que como es amigo del jefe de la Ministerial, sólo estuvo un rato pero no en calidad de detenido.

Además, señalaron que el pasado lunes habían interpuesto otra querella en Averiguaciones Previas y no hicieron nada para evitar esta desgracia.

A las 11:15 horas arribaron al sitio mencionado dos agentes de la Ministerial poniéndose el chaleco antibalas, presumiendo entre los curiosos y reporteros que probablemente iban a cambiar de táctica para someter al asesino.

En ese momento, la información entre los presentes en el lugar de los hechos empezó a distorsionarse; se decía que el asesino le disparó a su esposa, huyó, y a los 15 minutos regresó y ya agonizando le dio más balazos.

También se dijo que un taxi estacionado afuera de la clínica era propiedad del asesino; sin embargo, posteriormente se descubrió que era del hermano de la occisa, quien llegó al lugar de los hechos poco después de que le avisaron que su consanguínea había muerto.

Entre que se aclaraban las diferentes versiones, a las 11:53 horas, de repente se provocó un silencio inesperado precedido de una disparo, observándose que los agentes que se encontraban en el exterior de la clínica desenfundaron sus armas, mientras unos se acercaron a la puerta a ver qué había pasado y otros intentaron correr hacia atrás, con cierto temor.

La intuición y comentario de los presentes fue el mismo: ?ya se suicidó?; sin embargo, se infiltró nuevamente información en el sentido de que el sujeto se había disparado en el parietal izquierdo, pero que aún seguía con vida y que estaba siendo atendido en el quirófano de la misma clínica, por el doctor José Luis Piedra Chávez.

A las 12:00 horas, la ambulancia de Protección Civil se llevó el cuerpo de la mujer a la morgue ubicada en el velatorio El Sabino, donde le practicarían la necropsia de ley, mientras que Ruth Medina Alemán y Pedro Chávez Cibrián salieron a dar las declaraciones que demandaban los reporteros.

Minutos después, regresó la ambulancia para trasladar al agonizante homicida al Hospital General, momentos que aprovechó el señor David Rangel, tío de la occisa, para reclamar nuevamente a la titular de la DAP por qué no habían hecho nada para evitar esta muerte, pues ya habían interpuesto varias denuncias, a lo que contestó la funcionaria que en la demanda del 7 de septiembre, existía un desistimiento de parte de la afectada, es decir, que al parecer Marina y Martín habían solucionado sus problemas maritales.

Por último, el mediador, Enrique Díaz, quien supuestamente se encargaría de convencer al agresor de que no se disparara, comentó que fue poco el tiempo de plática con él, pues el agresor estaba provocando ?el suicidio por policía?, es decir, que no se atrevía a dispararse y quería que los agentes lo mataran, situación por la que pasan los suicidas para no afrontar su responsabilidad.

Informó que, de acuerdo con el estudio de personalidad que se le hizo, era de nivel de pensamiento bajo y que le estuvieron dando tiempo para que se desgastara y se desistiera del homicidio.

Dijo que al final, cuando Martín se disparó, los elementos que estuvieron a cargo del operativo eran del Grupo de Homicidios; sólo ellos vieron la escena precisa del intento de suicidio.

Leer más de Durango

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Durango

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 174976

elsiglo.mx