"Dios bendiga a todos aquí", fueron las últimas palabras de Boyd frente a los testigos, que estaban separados por una división de vidrio doble.
LONDRES, (Reuters) .- Opositores de la pena de muerte alrededor del mundo criticaron el viernes a Estados Unidos después de que el condenado por asesinato Kenneth Lee Boyd se convirtió en el prisionero número mil en ser ejecutado en ese país desde el restablecimiento de la pena capital, en 1976.
"Este es un pequeño pasó atrás para la humanidad", dijo el veterano activista estadounidense Clive Stafford Smith a Reuters desde Londres.
"La pena de muerte nos convierte a todos en mucho más bárbaros. He visto morir a muchas personas y cuando sales de ver una ejecución, ciertamente no estás en un mundo mejor", añadió.
El presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Kenia, Maina Kiai, dijo que era "una gran pena que Estados Unidos continúe ejecutando personas" cuando gran parte del mundo desarrollado se está movilizando para poner fin a la pena de muerte.
"A su vez, el hecho de que en Estados Unidos la mayoría de las sentencias a muerte que se llevan a cabo afectan invariablemente a gente pobre y de color, es un tema de gran preocupación", dijo Kiai.
Muere el número mil
Boyd, que tenía 57 años, murió a las 02.15 hora local (0715 GMT) en la cámara de muerte de la prisión central de Raleigh, capital del estado de Carolina del Norte, dijo la portavoz del departamento correccional, Pamela Walker.
El reo fue atado a una camilla y recibió una inyección con una combinación letal de tres sustancias. Veterano de guerra de Vietnam, con un historial de abuso de alcohol, fue condenado a muerte por el asesinato de su mujer y su suegro delante de dos de sus hijos en 1988.
Su ejecución atrajo la atención mundial por su carácter simbólico, al convertirse en la milésima ejecución que se efectúa en Estados Unidos desde que la Corte Suprema permitió la reinstauración de la pena de muerte en 1976, tras una moratoria no oficial de nueve años.
El abogado de Boyd, Thomas Maher, dijo a periodistas que la ejecución de su defendido no hizo al mundo mejor, ni más seguro.
"Esta ejecución número mil es un hito, un hito del que todos debemos estar avergonzados", dijo Maher.
Boyd parecía "algo resignado", según la testigo Elyse Ashburn. Después de decir sus últimas palabras, se le inyectaron las drogas y "se veía inmediatamente como si se hubiera dormido".
Atragantándose con sus lágrimas, la hijastra de Boyd, Kathy Smith, dijo que el condenado "era un hombre muy amable con un buen corazón. Estaría dispuesto a hacer cualquier cosa por cualquiera que lo necesitara". Varios parientes de Boyd también sollozaban.
"Sólo quería pedir a Kathy, mi nuera, que cuide de mi hijo y mis nietos. Dios bendiga a todos los que están aquí", dijo Boyd en sus últimas palabras, según un comunicado oficial.
En las horas previas a la muerte de Boyd, unos 100 opositores a la pena de muerte se concentraron en una acera frente a la prisión, donde encendieron velas y leyeron los nombres de los otros 999 convictos ejecutados.
Lamenta la UE muerte de Boyd
Ntx
La Unión Europea (UE) lamentó aquí que Estados Unidos continúe aplicando la pena de muerte, que hoy ejecutó al preso número mil desde la reinstauración de ese tipo de condenas en territorio estadunidense en 1976.
Reino Unido difundió este viernes en nombre de toda la mancomunidad un mensaje en el que rechazó la ejecución de Kenneth Lee Boyd en el estado de Carolina del Norte, lo eleva a un millar de ejecutados desde hace 29 años en Estados Unidos.
"La UE se opone a la pena de muerte en todos los casos y, por tanto, llama a su abolición universal", indicó la nota en relación a esta práctica en Estados Unidos.
LA MUERTE "NO TIENE EFECTO"
En Japón, donde las ejecuciones son mayormente apoyadas, Akiko Takada, del grupo contra la pena de muerte, Forum 90, dijo que pese a la frecuente aplicación de la pena capital en Estados Unidos "el crimen allí no muestra ningún signo de disminución".
"En última instancia, la muerte de estas personas no tiene ningún efecto", añadió.
Boyd, que tenía 57 años, murió a las 02.15 hora local (0715 GMT) en la cámara de muerte de la Prisión Central de Raleigh, capital del estado de Carolina del Norte, dijo la portavoz del departamento Correccional, Pamela Walker.
Fue atado a una camilla y recibió una inyección con una combinación letal de tres sustancias. Veterano de la guerra de Vietnam con un historial de abuso de alcohol, fue condenado a muerte por el asesinato en 1988 de su mujer y su suegro delante de dos de sus hijos.
La Corte Suprema de Estados Unidos restableció la pena de muerte en 1976 y la primera ejecución se concretó un año después.
El gobierno federal estadounidense y 38 de los 50 estados del país permiten la pena capital y sólo China, Irán y Vietnam realizaron más ejecuciones que Estados Unidos en el 2004, según el grupo Amnistía International.