La escuálida cuenca alta del río Nazas aporta cerca del 80 por ciento del volumen superficial disponible para el desarrollo agropecuario y ésta se ha visto seriamente afectada por la pérdida de vegetación en su bosque. Lo siguiente se traduce en una menor recarga al subsuelo y se refleja en el abatimiento del nivel de bombeo; en palabras cristianas lo referente al agua está que pinta de feo para toda la Región Lagunera.
De pronto en México todos los grupos gubernamentales, no gubernamentales, los industriales, los ambientalistas y las organizaciones independientes son expertos en hidrología y exclusivamente del elemento llamado agua para la cual llevan a cabo simposios, conferencias y debates sobre el tema. Casi todos las reuniones -al menos las celebradas en la Región Lagunera- terminan como cena de negros y cada uno de los organismos jala de su mecate y se monta en su macho que no es otra cosa que su interés y hasta con cierta razón de sinrazón porque el agua en esta región en pocos años será historia “al menos la del subsuelo”.
Veamos porqué: existen 2,427 pozos de extracción profunda (ésos sin contar los piratas, que como los taxis son muchos), distribuidos de la siguiente manera: 66 pozos para uso industrial, 246 son para uso urbano, 2,115 para uso agropecuario.
De los 1,100 millones de metros cúbicos de agua que se extraen por año, el cultivo de la alfalfa consume poco más de 700 mil metros cúbicos, el 80 por ciento para cubrir la demanda de 400 mil vacas, en su mayoría lecheras, obvio que el manto acuífero se abate de 1.5 a dos metros por año y lo peor: la recarga del acuífero es de menos del 50 por ciento, por cada mil litros extraídos se recarga sólo con 400 litros.
A pesar de lo que digan los defensores del cultivo de forraje, para producir un litro de leche se hacen necesarios mil litros de agua o un poco más y, si usted ve en una carretera una pipa cisterna cargada con 35 mil litros de leche, pues ahí van 35 millones de agua del subsuelo lagunero, tiene mucha razón el doctor Luis Maeda cuando dice que exportamos agua a otras partes de la República. Para producir un kilo de tortillas de maíz se hacen necesarios 400 litros de agua, así que si usted tira o desperdicia un producto de ésos pues está tirando el agua. ¿Cómo la ve?
Esto aunado a nuestra desierta cultura del desperdicio de agua y lo peor el desconocimiento que se hace en esta materia lo que muchos “defensores” aprovechan para su graso beneficio. La mayoría del agua extraída del subsuelo contiene metales pesados y el que más miedo provoca parece ser el arsénico.
La construcción de una presa, rompepicos, retenedora, reguladora o como le quieran llamar en la cuenca del río Aguanaval ha causado polémica, entre agricultores, campesinos, políticos, grupos defensores y la Comisión Nacional del Agua (CNA), mientras la comunidad lagunera y regional en particular es la que en el último de los casos, poco o nada importa y sin embargo esta famosa reguladora o presa tiene un gran objetivo y es el llevar el agua hasta Saltillo capital y más allá de lo que digan o dejen de decir, es sin duda un destino oscuro de parte de las tres terribles dependencias que son el Ejecutivo, la estatal y la corrupta CNA.
Los pleitos de cuentachiles que se celebran cada vez que hay una reunión en algún lujoso hotel de la ciudad de Torreón, Lerdo o Gómez Palacio, es sólo para tantear “taparle el ojo al macho” porque los saltillenses jamás han quitado el dedo del renglón en eso de llevar agua a su terruño y hasta se habla de un estudio cartográfico e hidrográfico elaborado por una empresa canadiense en el sexenio de Montemayor que mostraba la forma conducente de llevar agua de La Laguna hasta Saltillo (más fácil que de Nuevo León). De lo anterior muchos organismos se dieron cuenta, pero la mayoría guardó y guarda un silencio sepulcral (cómplices silenciosos).
Ahora que la situación no es bondadosa con respecto al agua y donde sin duda la cultura sobre el tema fue rebasada por los intereses de unos cuantos (entiéndase lecheros, empresarios y dueños de constructoras), esto en libre y lesivo contubernio y descarado amasiato con la clase política que impera en la región, sin comentarios.
Lo mismo pasó en el Valle del Hundido y en la Región de Cuatrociénegas, incluyendo el municipio de Ocampo donde los chupacharcos con mucho dinero pudieron más que el bienestar de la región y de la misma naturaleza, es más, hasta los “especialistas y estudiosos” de prestigiadas universidades ante la lana doblaron las rodillas.
Pobre México con estos gobernantes y sus dependencias prostituidas hasta la médula, podemos decir que ahora sí estamos curados en salud y citar como muestra algunos botones de esta mercería trivial: la Termoeléctrica con la contaminación y gasto del agua tremenda, Peñoles es otro claro ejemplo en La Laguna y qué decir el lecho del río Nazas, la cloaca más grande de Región Lagunera.
Correo electrónico:
linga_1031@hotmail.com