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El ajo también calma el dolor

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Además de sus propiedades culinarias, el ajo se usa desde antiguo en la medicina casera para tratar la hipertensión, el colesterol alto y hasta los coágulos.

El sabor del ajo gusta a algunos y disgusta a otros, pero pocas personas lo asocian con el dolor. Sin embargo, resulta que los nervios sensores de dolor responden a sustancias azufradas que contiene el ajo.

Esta planta (Allium sativum linnaeus) pertenece a la familia de las liliáceas y su parte comestible es el bulbo, y aunque es nativa de la zona central de Asia, ha conquistado los recetarios de casi todo el orbe; es común encontrar sin fin de salsas, sopas, pescados, mariscos, carnes, vinagretas o platillos exóticos que lo incluyen.

El ajo pertenece al mismo grupo de plantas que la cebolla, el puerro, el cebollín y el echalote. Todos producen compuestos azufrados que le dan su olor penetrante. Uno de ellos, llamado allicina, activa los sensores del dolor y abunda sobre todo en el ajo.

Además de sus propiedades culinarias, el ajo se usa desde antiguo en la medicina casera para tratar la hipertensión, el colesterol alto y hasta los coágulos.

La capsaicina, la sustancia que vuelve picantes a los ajíes, se utiliza para las cremas con que se trata la artritis.

Así, se afirma que es buen agente bactericida que desinfecta y cura heridas (antiséptico), notable antirreumático y tonificador cardiaco, o que es bueno contra tos, asma, anginas, garganta irritada, ronquera, bronquitis, dolores de espalda, cabeza, musculares y de oídos; de igual manera, se dice que activa la digestión, elimina lombrices, neutraliza el veneno de los insectos y los mantiene alejados, y como expande o dilata a venas y arterias es útil contra hipertensión.

Lo cierto es que el ajo es un alimento rico en nutrientes: un diente aporta 7 calorías, posee 31 miligramos de proteínas y 1.4 miligramos de calcio, además de fósforo, hierro, sodio, potasio y azufre (motivo de su olor) y vitaminas A, B1, B2, B3 y C (antioxidantes, sustancias útiles para prevenir el cáncer). Uno de los componentes más importantes es la alicina, que es capaz de eliminar bacterias y hongos.

AP.

El hallazgo

El mismo mecanismo con el que el organismo reacciona a los ajíes picantes y la mostaza fuerte es el que detecta la presencia del ajo, según un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

David Julius, del departamento de farmacología celular y molecular de la Universidad de California dijo que se hizo el descubrimiento durante una investigación sobre los mecanismos de las sensaciones dolorosas.

Julius descubrió que cuando un subconjunto de neuronas del dolor activa un canal membranoso llamado TRPA1, se produce la liberación de sustancias neuroquímicas que estimulan la vasodilatación e inflamación.

El conocimiento de los mecanismos de esos nervios ayudará a los investigadores a conocer mejor cómo se producen la artritis y ciertos problemas musculares.

"Se pueden usar estos productos naturales como sondas farmacológicas de los caminos nerviosos del dolor", dijo Julius.

Susan Travers, de la Universidad del Estado de Ohio, dijo que el hallazgo más importante del trabajo es que las neuronas que responden a los compuestos en el ajo son apenas un subconjunto de las que reaccionan a la capsaicina de los ajíes picantes.

Esta clase de especificidad explicaría en parte por qué la gente puede distinguir los componentes, dijo Travers, que no intervino en la investigación.

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