La Habana, (EFE).- El cubano Juan Díaz Delgado bien podría figurar en el Libro Guinness de Récords, pues ha dedicado 73 de sus 77 años de vida a patinar por varias ciudades de la isla caribeña, a la que habría dado muchas veces la vuelta de punta a cabo.
Delgado, nacido en Caibarién, en el centro de la isla, y cuyo físico se corresponde con su apellido, se ha convertido durante más de medio siglo en una especie de "quijote" admirado por habaneros y extranjeros que visitan la capital cubana.
"Mi padre, que estudió en el vecino país (EU), nos inculcó a los cinco hermanos el amor por varios deportes, como el tenis, el ajedrez, el beisbol -en el cual era muy bueno-, y, por supuesto, en el patinaje", relató a EFE.
"A partir de los cuatros años me puse por primera vez un par de patines a instancias de mi progenitor -José Manuel Díaz Yánes-, y desde entonces no he podido abandonarlos jamás", aseguró Delgado, quien pesa unos 47 kilos.
Agil, dinámico y divertido, "Juanito", como se le conoce popularmente, se ha convertido en una de las grandes atracciones del Paseo del Prado José Martí, uno de los sitios más transitados de la ciudad.
"Desde que mi padre me enseñó a patinar, nunca más he podido renunciar a disfrutar de este deporte", dijo.
Señaló que comenzó su andar sobre su "corcel metálico" de cuatro ruedas en Caibarién y luego se trasladó a Jatibonico, también en la región central cubana.
En 1944 se fue a vivir a La Habana, "poco después de que esta ciudad fuera abatida por uno de los más fuertes huracanes de su historia".
Delgado, que hoy lamenta "profundamente" vivir completamente sólo en su barriada del centro, dijo que ahora se dedica a patinar dos veces a la semana por el Paseo del Prado, "pues mis energías lógicamente ya no son las de antes".
Vestido con ropa deportiva "que me envió mi familia desde Costa Rica hace unos años", el patinador habanero hace las delicias de los capitalinos cada vez que se dispone a dar riendas suelta a su afición.
Muchos se detienen durante un buen rato a "disfrutar" de las diversas piruetas que realiza.
Una hora y media, aproximadamente, dedica Delgado a sus "entrenamientos", durante los cuales hace gala de su buena condición física, pues lo mismo se desliza en la posición de "sentado", como en la de "tijera" (con ambas piernas estiradas apoyadas solo en la punta y final de sus patines).
El anciano "patinador", como él mismo se define, exhibe una prodigiosa habilidad, pues para muchos constituye "una sorpresa" con la facilidad que se yergue.
"Es sumamente difícil que yo pueda llega a los 60 con la agilidad de este señor de 77 años", dijo a EFE un turista británico, de 23 años, que fotografió al patinador en plena acción.
Delgado se ufana "con legítimo orgullo" de contar hoy para sus peripecias con unos patines que son un "híbrido" de la firma estadounidense "Winchester" y una ruedas de fabricación china.
"Mis patines originales datan del año 1953, a los cuales les cambié las gastadas ruedas a mediados de la década del noventa por unas de fabricación china, más pequeñas, pero de muy buena calidad", afirmó.
"Continuaré realizando esta actividad hasta que mis fuerzas me lo permitan, pues las propias personas, sobre todo jóvenes que me animan, me dan la energía suficiente para seguir, al menos hasta los 80 años", dijo Delgado, haciendo gala de su carácter jocoso.
