El festejo por los ochenta años de existencia del Banco de México (Banxico) los días 14 y 15 de noviembre se engalanó con la presencia de distinguidos economistas, funcionarios de organismos internacionales y gobernadores de bancos centrales. Entre estos últimos estuvieron los de Canadá, España, Alemania, Nueva Zelanda y Argentina. Una mención especial merece la Reserva Federal de Estados Unidos, ya que no sólo participó Alan Greenspan con el discurso inaugural en videoconferencia, sino que también estuvo presente el Vicepresidente de su junta de gobernadores, Roger W. Ferguson Jr., en uno de los paneles.
El título del evento, Estabilidad y Crecimiento Económico: El Papel del Banco Central, sirvió de marco a las distintas ponencias, que tocaron temas relacionados con el papel de la política monetaria. El contenido de las conferencias estuvo a la altura de sus expositores. Como en todo, sin embargo, hubo quienes siendo muy brillantes estudiosos del tema son pésimos expositores del mismo. Aún así, considero que el nivel de las presentaciones fue accesible también para los no economistas que estuvieron presentes, entre ellos connotados empresarios de distintas partes del país, incluyendo varios amigos de Nuevo León. En esta columna presento una síntesis de algunos mensajes que considero relevantes.
1. Los expositores coincidieron en tres ideas básicas: la independencia del banco central es buena para controlar la inflación a un menor costo económico; el mandato del banco central debe ser específico, como el control de la inflación; y la política monetaria no juega un papel directo en el estímulo del crecimiento económico.
Robert Barro dijo, sobre esto último, que la inflación no promueve el crecimiento pero aclaró también que la estabilidad de precios por si misma tampoco lo impulsa. La evidencia muestra que para ello se necesitan otros factores que por lo general están ausentes en países emergentes.
2. Todos los participantes que hablaron sobre los objetivos de inflación, coincidieron en señalar que son una herramienta muy exitosa de política monetaria, pero que la estabilidad que alcanzaban sólo era una condición necesaria mas no suficiente para lograr mayores tasas de crecimiento.
3. La experiencia de Chile la relató Vittorio Corbo, presidente de su banco central, quién resaltó el papel de la independencia del banco central y la responsabilidad fiscal para la aplicación exitosa de la política monetaria. Chile cuenta con la autonomía de su banco central desde 1989, pero desde mi punto de vista lo más sobresaliente es el nivel de responsabilidad fiscal que han alcanzado los chilenos.
Su deuda pública neta y consolidada como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) es de tan sólo tres por ciento y Chile cuenta con una regla fiscal que obliga al gobierno a un superávit del 1 por ciento del PIB cuando el precio del cobre se encuentra en un nivel definido como normal. Cuando el precio excede ese nivel, todo el excedente se destina al ahorro público, lo que llevará este año a un superávit fiscal del tres al cuatro por ciento. La constitución chilena establece, además, que el Congreso puede bajar el gasto pero no subirlo por encima de lo que planteó el Ejecutivo.
4. Martin Feldstein señaló que “México es un ejemplo de cómo un país ha cambiado de una historia de tipos de cambio sobrevaluados a un exitoso sistema de flotación cambiaria y una sólida política monetaria”. Ello lo deja mejor preparado para enfrentar los trastornos que pudieran ocurrir en los mercados internacionales de capital.
México ha podido colocar bonos de largo plazo en moneda local, un tema que había eludido a los países emergentes. Esto ha hecho que los inversionistas recuperen la confianza en el peso como una moneda que mantiene su valor y aumenten sus inversiones de cartera en nuestro país.
Los conferencistas coincidieron en señalar que México está hoy mejor preparado que hace 10 años para evitar ciclos de auge y desplome económico, ya que desde el punto de vista de los panelistas, nuestro país alcanzó un nivel de estabilidad monetaria sostenida gracias a que cuenta con un sistema de tipo de cambio flexible y con objetivos multianuales de inflación.
5. Esos objetivos se adoptaron formalmente en México en el año 2001 y desde entonces la política monetaria se conduce bajo ese esquema, con el mandato de que la lucha por la estabilidad sea permanente. Los objetivos de inflación sirven para anclar las expectativas inflacionarias.
6. Alex Cukierman advirtió que los países latinoamericanos, México entre ellos, no pueden suponer con seguridad que las expectativas inflacionarias serán tan insensibles como en países desarrollados ante trastornos internos o externos.
Por consiguiente, hay que estar alerta a los riesgos. El riesgo interno es que los tomadores de decisión caigan en la complacencia y consideren aseguradas la estabilidad y la credibilidad, aún cuando otras de sus instituciones son todavía muy débiles.
El riesgo externo es que la economía mundial atraviesa una época de situaciones insostenibles. Puede presentarse un panorama más sombrío, con mayores precios de energía, mayores tasas de interés y caída en el precio de los bienes raíces. El ajuste de estos desequilibrios significativos conllevaría un alto costo y debemos analizar con cuidado nuestra exposición a dichos riesgos, aun cuando México está mucho menos expuesto que en el pasado a las crisis externas.
7. Los bancos centrales necesitan trabajar para ganarse el apoyo para sus políticas de estabilización, ya que los políticos son miopes por razones electorales y se concentran en los resultados de corto plazo. De ahí que Banxico tendrá que mantener una alerta constante y perfeccionar sus herramientas de política monetaria para que el festejo de sus noventa años sea tan favorable como el actual.
