El Siglo de Torreón
MÉXICO, DF.- El majestuoso Estadio Azteca, convertido ayer en un verdadero emparrillado de futbol americano, abrió sus puertas cuatro horas antes del partido, aunque en sus diferentes accesos los aficionados se formaron desde el mediodía.
Miles y miles de personas se movilizaban presurosos por las rampas, con la intención de ocupar sus respectivos lugares y ver la casa de la Selección Mexicana, Águilas del América y Potros de Hierro del Atlante convertido en un campo de futbol americano.
Una hora antes del juego, las escuadras debidamente equipadas comenzaron su calentamiento, mientras que la gente que casi llenaba el Azteca se entretenía con la ola y coreando los goles de la Selección Mexicana Sub 17 que le anotaba a Brasil, los cuales eran retransmitidos por las pantallas gigantes.
El grito era ensordecedor: ?México... México... México?, como si la final que se celebraba simultáneamente en Lima, Perú, entre aztecas y cariocas se celebrara en el Coloso de Santa Úrsula, que a punto estaba de estallar de emoción.
La salida de los 49ers despertó al coloso con un rugido descomunal, el cual impresionó a los propios jugadores californianos, quienes con saludos y los brazos en alto, agradecieron el recibimiento de la afición azteca.
Por su parte, los Cardenales a pesar de ser ?locales? fueron silbados y abucheados por la mayoría de los presentes, aunque algunos seguidores de Arizona se dejaron sentir con sus gritos y aplausos, aunque en menor intensidad.
La cantante mexicana Edith Márquez fue la encargada de entonar el Himno Nacional Mexicano y por cierto se equivocó en una estrofa (tal vez al ver reunidos a más de 100 mil personas), mientras que los alumnos de un Colegio Americano de la Ciudad de México hicieron lo propio con el de Estados Unidos de América.
Enseguida tocó el turno a las porristas de ambos equipos, quienes en su respectiva oportunidad deleitaron al público con sus coreografías y bailes, arrancando suspiros en las tribunas, especialmente los de la zona de abajo.
En formación de Super Tazón, los equipos salieron al campo alentados por los grupos de animación, en medio de una gran pirotecnia y ante la mirada de un helicóptero de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, que surcaba los cielos del Azteca.
La temperatura en el emparrillado se calentaba al igual que en la tribuna, a pesar de la amenaza de lluvia en la Capital de la República, en medio de un clima templado e ideal para jugar futbol americano y con dos rivales directos de la División Oeste de la Conferencia Nacional, que buscan salir del sótano.
Cuatro equipos infantiles de tochito, pertenecientes a ligas de la Ciudad de México, tuvieron una pequeña exhibición sobre la grama del Azteca, ante la presencia de un pletórico estadio que finalmente se llenó a su máxima capacidad.
En el primer cuarto los aficionados vibraron con las anotaciones defensivas de los 49ers, pero no tanto cuando se daba la noticia que la Sub 17 de México había conquistado en tierras incas el campeonato mundial infantil sobre Brasil.
La prensa estadounidense no daba crédito al entradón y al alboroto que causó la noticia de la Selección Nacional, mientras algunos asombrados preguntaban el aforo total del dos veces mundialista inmueble.
Todas las jugadas, los lances y las atrapadas fueron coreadas por los aficionados, al momento que la Skycam sobrevolaba el emparrillado. Durante las pausas, los espectadores bailaban al ritmo de reguetón con Dany Yankee y de las cumbias con los Kumbia Kings.
Pero la alegría de los seguidores californianos no duraría mucho, ya que los de Phoenix reaccionarían inmediatamente hasta casi igualar el marcador, para gusto de algunos y molestia de la gran mayoría.
El espectáculo del medio tiempo fue brillante y engalanado por tambores aztecas donde danzantes tapizaron el terreno de juego, para dar paso posteriormente a charros y adelitas que bailaron al Son de la negra.
Decenas de niñas realizaron dos grandes mosaicos circulares, con constantes fuegos artificiales que retumbaban e iluminaban el inmueble, para que las porristas de los dos equipos compartieran un mismo baile, con la presencia de niños uniformados y equipados.
La reanudación del juego fue vibrante, con dos equipos entregados ante un público que continuó emocionándose con las estrategias de los coaches, al mismo tiempo que las porristas con sus bailes sensuales dejaban a varios con la boca abierta.
Lo cerrado del encuentro mantenía a los espectadores al filo de la butaca, donde la simpatía por los Cardenales poco a poco comenzó a crecer, igual que la motivación de los emplumados, quienes carburaron durante el tiempo restante.
Quieren ser más globales
Minutos antes del partido, el Comisionado de la NFL, Paul Tagliabue, ofreció una rueda de prensa respecto al entorno del primer partido oficial de la liga de temporada regular fuera de los Estados Unidos, mostrándose contento y satisfecho con el recibimiento del público mexicano.
Indicó que pretenden institucionalizar a partir del presente año un partido por temporada en el extranjero, comenzando por México y rotarlo por Europa (Londres) y Asia (Tokio), donde se involucren dos equipos diferentes.
Sobre una posible franquicia en México, el alto mando del futbol americano en Estados Unidos descartó esa posibilidad en un futuro inmediato, ya que antes hay solicitudes en ciudades como Los Ángeles y San Antonio, sólo por mencionar algunas.
Tagliabue agradeció por anticipado la hospitalidad del pueblo mexicano y la afición que hay por este deporte en todas las edades, donde pudo darse cuenta de la importancia y el impacto que tiene la NFL en territorio azteca.
La fiesta inicia desde la entrada
Es cierto que los Cardenales de Arizona fungían como equipo local, pero los aficionados mexicanos no olvidan fácilmente los nombres de Joe Montana, Steve Young y Jerry Rice, por lo cual el apoyo era incondicional para los 49ers de San Francisco.
En las inmediaciones del Coloso de Santa Úrsula, fanáticos del conjunto de la bahía, lucían orgullosos sus jerseys en color rojo, aunque no faltaron los que aman el deporte de las tackleadas portando el de los Acereros, Delfines, Raiders, Vaqueros y Broncos.
Pocos, muy pocos de los asistentes, vestían la de los emplumados y en la mayoría de los casos con el número y nombre de Rolando Cantú, el liniero ofensivo que está con el equipo de práctica, para ser una verdadera minoría.
Las tiendas oficiales de la Liga de Futbol Americano (NFL, por sus siglas en inglés), eran abarrotadas por los aficionados, quienes buscaban los productos de sus equipos preferidos, en los que se incluían cepillos de dientes, carteras, bufandas, playeras, chamarras, réplicas en escala de los cascos, balones y llaveros.
No podían faltar las tazas y camisas conmemorativas del juego, que difícilmente los mexicanos olvidarán (coincide con la fecha de la matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco).
Con precios que iban desde los 50 hasta los mil 800 pesos, los compradores compulsivos se arremolinaban en los centros de distribución, con dependientes que mostraron su falta de conocimiento de las escuadras que integran la NFL.
En la explanada del Estadio Azteca los juegos interactivos de las diferentes firmas patrocinadoras no se daban abasto con los infantes, que se formaron y esperaron pacientemente su turno, para experimentar la sensación con el ovoide.
Más de 50 personas de la cadena internacional ESPN, la responsable de transmitir el tradicional Partido de Domingo por la Noche (Sunday Night Football), entre los que se encontraban técnicos, camarógrafos y comentaristas, se reunían para ultimar detalles en cuanto a la logística se refiere.
En el área restringida de la cadena líder internacional en deportes, muchas personas reconocieron de cerca al lagunero Raúl Allegre, ex pateador de los Gigantes de Nueva York, a quien le solicitaban la tradicional foto y el apreciado autógrafo.
Gustoso accedió a posar para la lente de El Siglo de Torreón con la portada de deportes del diario lagunero en su edición de ayer domingo, y de inmediato mencionó: ?empatamos con Monterrey y otra vez Elgabry metió gol?, lo que habla del seguimiento que el ahora comentarista de futbol americano le da al conjunto albiverde.
La gente de OCESA, encargada de organizar el encuentro en la capital del país, sufrió mucho en todos los aspectos de logística, tanto con aficionados, prensa nacional e internacional y los poseedores de abonos.