El propósito del 'payaso en bicicleta' - que ha recorrido ya diecisiete países- es arrancar las sonrisas de los más humildes
El asturiano de 38 años terminará su aventura cuando tenga 40, no piensa todavía en compromisos familiares.
Luanda, (EFE).- Son muchos kilómetros los que ha pedaleado por África Alvaro Neil, más conocido como el "biciclown", pero aún mantiene el ánimo casi intacto en su propósito de dar la vuelta al mundo en bicicleta buscando las sonrisas de los más humildes.
Asturiano, de 38 años, Alvaro ha recorrido ya más de 14 mil kilómetros en diecisiete países. Quiere dar la vuelta al planeta en 80 meses en una campaña que ha llamado "Miles de sonrisas alrededor del mundo".
A Angola llegó a comienzos de septiembre, después de seguir una ruta que le llevó por África occidental. Su deseo es ir hacia el sur, hasta Ciudad del Cabo, en el extremo suroeste del continente, y de ahí subir hasta El Cairo, por el lado oriental de Africa.
"Angola es un hermoso país, y tiene muchas oportunidades para salir de la crisis que heredó de la guerra porque cuenta con muchos recursos y una población valiente y emprendedora", dijo el "biciclown" en una entrevista con EFE en esta capital.
Estudiante de Derecho y de clown, actividades que considera incompatibles, Alvaro ocupa sus días en Luanda dando conferencias sobre teatro y también lo que más le gusta hacer: espectáculos de payaso para menores desamparados.
No es fácil atravesar en bicicleta un país como Angola, que en el 2002 terminó una guerra civil que se prolongó durante 27 años y que ha dejado muchas marcas, entre ellas las minas antipersonal que todavía están sembradas en los antiguos campos de batalla.
"Con las minas hay que tener mucho cuidado", señaló Alvaro. "Angola es el cuarto país más minado del mundo, aunque ya tengo algo de experiencia que gané en Colombia", agregó, recordando un periplo parecido de 19 meses que le llevó por Sudamérica en el 2001 y 2002.
En esas situaciones, duerme siempre en la cuneta y nunca circula por vías secundarias porque pueden estar minadas. "Gracias a Dios, todo ha salido bien", precisó.
No sólo tiene que esquivar ese tipo de armas, sino también salir adelante de las enfermedades que afectan a la región. Ha tenido cuatro veces paludismo desde que pedalea por Africa y en una ocasión le picó una mosca tsetsé, aunque no le contagió la llamada "enfermedad del sueño", que hace estragos en países como Angola.
Ahora está alojado en un edificio de la cooperación española en ese país africano. Hace varios días intentó salir de Luanda para seguir su ruta, pero se le rompió una cubierta y tuvo que quedarse en esta capital hasta que le llegara el repuesto.
Su bicicleta, fiel compañera
Alvaro Neil tiene como único acompañante a su bicicleta "Kova", que carga con un equipaje de 50 kilos que incluye una tienda de campaña, una ducha portátil y utensilios de cocina. Hasta ahora, ha tenido pinchazos en diez países de África.
A tierras angoleñas entró por el norte, desde la República Democrática del Congo, y su primera parada fue en Mbanza Kongo, la antigua capital del reino del Congo.
Allí ofreció un espectáculo de ilusionismo ante un millar de personas. "Fue impresionante", recuerda ahora.
Repitió la experiencia más al sur, en Nzetu, en la costa del Atlántico, de donde todavía recuerda gratamente la calidad de sus mariscos y pescados.
De Luanda, en cambio, tiene peor opinión, no sólo por la basura que se acumula en las calles sino también porque es el lugar del mundo donde ha encontrado más embotellamientos.
Recorridos
Alvaro Neil hace un promedio de cien kilómetros por día. Ahora le toca ir hacia Namibia, camino de Sudáfrica. El viaje por el mundo le supondrá 120 mil kilómetros, que terminará en Buenos Aires, después de recorrer África, Asia, Oceanía y América.
"El payaso en bicicleta", antiguo empleado de una notaría de Madrid, sostiene que, más que fortaleza física, se necesita una buena preparación mental, y esa se la da fundamentalmente la misión que se ha fijado, que es la de llevar sonrisas a todo el mundo.
Alvaro, que terminará su aventura cuando tenga 40 años, no piensa todavía en compromisos familiares. "Una compañera, dijo, tendría que saber pedalear y ser valiente, porque la prueba no es fácil".