Algunos países enfrentan, eventualmente, una coyuntura extraordinaria para detonar su crecimiento y consolidar bases para un futuro más promisorio gracias al comportamiento poblacional. Se trata del llamado bono demográfico, cuando la población económicamente activa es superior al número de niños y ancianos... y México lo enfrenta, pero sin poder aprovecharlo.
Y como todo lo bueno acaba, los más recientes informes del Consejo Nacional de Población (Conapo), advierten que para el año 2034 simplemente será demasiado tarde. Dentro de 29 años, nuestro país tendrá la misma cantidad de niños que de ancianos, proporción que se incrementará a 166 viejos por cada cien menores de 15 años en 2050, según las proyecciones demográficas más sólidas.
De nada sirven las lamentaciones y menos las comparaciones dolorosas, pero en la gran mayoría de las naciones de Europa Occidental y en Corea del Sur, se logró aprovechar el bono demográfico y consolidar así niveles de progreso y desarrollo envidiables, ya que fundamentalmente se traducen en bienestar para los pueblos. En México la oportunidad llegó justo en el momento en que estructuralmente, la planta productiva del país no podía absorber a la población que llegaba al estatus de económicamente activa, entonces la migración y la economía informal, atraparon a miles, millones de mexicanos que demandaban un empleo, sin conseguirlo.
El realista informe de la Conapo advierte que el proceso de envejecimiento demográfico ocurrirá en nuestro país en un lapso bastante menor al observado en países más desarrollados y en un contexto socioeconómico menos favorable y por aquello de las desigualdades de género, este envejecimiento tendrá un carácter predominantemente femenino, debido a que aunque nacen más hombres que mujeres, éstos suelen morir primero. Actualmente los mayores de 60 años suman 8.2 millones de los 106.5 millones de habitantes del país, que crecerán a 22.2 millones en 2030 y hacia mediados de siglo llegarán a 36.2 millones.
A todo lo anterior hay que agregar el sistema de pensiones y jubilaciones en crisis, para anticipar un panorama que bordeará los linderos del desastre. Hay oportunidades únicas y en el caso de México la nuestra llegó para desperdiciarse.