Lo comparan con Nigel Mansell, Jim Clark, Jackie Stewart y Alain Prost, aunque no se parece a nadie.
El País
Madrid, España.- En el circo planetario de la Fórmula Uno, Fernando Alonso responde a lo que el tópico atribuye a un español: es exuberante, agresivo y tenaz; desprende una sensación de seguridad en sí mismo que puede llegar a ser irritante.
Hubo un momento clave esta temporada que marcó el cambio de guardia en la Fórmula Uno (F-1), las doce últimas vueltas al circuito de Imola, en el Gran Premio de San Marino, en territorio Ferrari, cuando el piloto español que marchaba en cabeza aguantó todas y cada una de las embestidas de Michael Schumacher, le cerró las puertas y dejó bien claro que estaba allí para destronarle.
¿A quién se parece este campeón, el más joven de la historia? Se podría decir que tiene la furia de Nigel Mansell, la serenidad de Jim Clark, la determinación de Jackie Stewart, el don natural de Ayrton Senna y la capacidad de cálculo y la precisión del profesor Alain Prost. Pero la verdad es que no se parece a nadie. No tiene héroes ni se fabricó mitos en los que quisiera reflejarse, en su adolescencia, Fernando Alonso no se miraba en el espejo de ninguno de los campeones que le han precedido, y mucho menos en el de los grandes campeones del pasado.
Su precocidad no resiste comparación, Ayrton Senna, el piloto más determinante de las últimas décadas, tenía 24 años cuando consiguió subirse a un F-1. Alonso tan sólo tenía tres años cuando se subió al artilugio que su progenitor había construido para su hermana.
Michael Schumacher fue más precoz que el brasileño, cuando se puso al volante de un Jordan en el circuito de Spa, en 1991, tenía 22 años, casi tres más que el español cuando éste debutó con un Minardi en Melburne en 2001. Su progresión, sin embargo, es similar a la de ambos. A Senna le costó cinco años proclamarse campeón del mundo y a Schumacher cuatro. Alonso lo ha hecho en cinco, aunque una de esas temporadas la pasara sin competir, como piloto de pruebas de Renault.
Alain Prost debutó con 25 años en Argentina, a bordo de un McLaren y tardó seis temporadas en proclamarse campeón del mundo, ya con 30 años, aunque luego tuvo tiempo de conseguir otros tres títulos. Los dos escoceses que dominaron las décadas de 1960 y 1970, fueron relativamente precoces. Jim Clark debutó con 24 años y tardó cuatro en ganar su primera corona mundial. Jackie Stewart lo hizo con 26 años y ganó el primero de sus tres campeonatos ya con 30.
Jackie Stewart, que desde que se retiró se ha mantenido muy cercano a la competición, entraba hace unos días en esta rivalidad, inclinándose a favor de Kimi Raikkonen como el piloto más rápido del mundo, incluso por delante de Alonso y Schumacher. Pero añadía: ?Fernando Alonso tiene una gran cabeza para ser tan joven, y yo no creo que su coche sea ni de lejos tan rápido como los McLaren?.
CÓMO EMPEZÓ TODO
Ahora apenas puede moverse por el prado sin llamar la atención, puede vérsele siempre cogido del brazo por su jefe de equipo en Renault, Flavio Briatore, o fotografiado al lado de algunas de las modelos más prestigiosas. Fernando Alonso (Oviedo, 29 de julio de 1981) es sinónimo de éxito. No sólo es campeón mundial de F-1 y premio Príncipe de Asturias, sino que su imagen aparece constantemente en la televisión y se le estiman unos ingresos anuales de 12 millones de euros.
Las cosas, claro, no siempre fueron así, en la etapa más incipiente de su carrera profesional, muy pocas personas apostaron por él. Entonces, cuando necesitaba el apoyo económico de la Federación Española o de algún patrocinador con visión de futuro, no había manera de encontrar dinero. Aunque desde niño fue un ganador nato, habría podido encallarse de no ser porque siempre creció bajo la atenta mirada de un aficionado como su padre, José Luis; porque tuvo el apoyo incondicional de Genís Marcó, o porque Adrián Campos, ex piloto de la F-1, apostó por él de forma decidida hasta situarle en el Mundial. Sin estos tres personajes, tal vez ahora no se hablaría de él como campeón.
La historia comenzó de forma casual. José Luis Alonso fabricó un kart para su hija Lorena, cinco años mayor que Fernando, entonces, ella tenía ocho y lo de las carreras no parecía seducirla. Su historia en el automovilismo acabó el primer día, cuando se estrelló en una curva del improvisado circuito que su padre, su tío y unos amigos habían creado. ?Eso no es para mí?, le dijo Lorena, y el padre montó en el kart a su hijo de tres años, Fernando.
Ni siquiera llegaba a los pedales. Él no podía acelerar ni frenar?, cuenta José Luis. Fernando tenía tres años, pero a los cuatro le colocó unos tacos en los pedales, le sacó una licencia federativa y el niño comenzó a competir. La Cadena SER le hizo la primera entrevista y su padre afirmó: ?le puedo pedir que vaya tranquilo en el coche, que él siempre va a tope. Y eso es lo que hace desde que llega a los pedales?.
Tenía siete años cuando logró su primera victoria, en Pola de Laviana. Aquel año fue campeón infantil de Asturias: ganó las ocho carreras que se disputaron. En 1990 fue campeón cadete y en 1991 subcampeón de España. Y cuando su evolución no le dejó más alternativa que competir en Europa, su familia tuvo que poner el freno. ?Los gastos se multiplicaban y no podíamos asumirlos?, comenta su padre. Entonces surgió la figura de Marcó, propietario de la Genikart e importador de motores y chasis. Fernando se sometió a la primera prueba decisiva, en Mora d?Ebre (Tarragona), y la superó de forma espectacular: ganó y en 1993 se adjudicó el campeonato de España. Todo se desencalló: corrió el campeonato de Italia, estuvo en el mejor equipo, y allí fue campeón mundial junior en 1996.
?En los karts estoy a un nivel mucho más profesional?, dijo Fernando, y acertó porque en 1998 le ofrecieron formar parte del Open Nissan como sustituto de Marc Gené, que acababa de ganar y dar el salto a la F-1.
A partir de entonces todo fue muy rápido, pusieron en sus manos un coche ganador y Fernando no falló; fue campeón en la Nissan y aquello le permitió realizar una prueba con un Minardi de F-1. La hizo en Jerez. Cesare Fiorio, director del equipo, se quedó impresionado. ?En la primera vuelta, lloviendo, pasó como una bala por la recta y no comenzó a frenar hasta el mismo punto en que lo hacía Barrichello?, recuerda Fiorio; ?me asustó, le obligué a parar y le recordé que debía ir despacio. Me quedé consternado cuando me respondió: ?Es lo que hago?. Cuando le dimos libertad de acción, su tiempo bajó hasta situarse a un segundo de los de Gené. Llamé al propietario del equipo y le dije que lo fichara por diez años antes de que nos lo quitaran?.
Toda la F-1 estaba pendiente de su actuación, cuando en 2001 Minardi no pudo afrontar la temporada hasta el último momento por problemas económicos, vendió su único activo, el contrato de Alonso a Renault, con el compromiso de que se lo cediera por un año. En aquella decisión hubo una intervención clave de Flavio Briatore, recién fichado por la marca francesa. El magnate italiano fue el último hombre en la carrera de Alonso. Confió en él y le incorporó a su proyecto. Llegaron los primeros puntos (Australia 2003), la primera pole position (Malaisia 2003), la primera victoria (Hungría 2003) y el primer título mundial (2005). Y siempre, siendo el más joven.