mediante un proceso al interior del Partido Acción Nacional, en el que participaron los militantes activos de dicha organización, ha resultado candidato a la gubernatura de Coahuila el senador con licencia Jorge Zermeño Infante.
Jorge Zermeño es un político que tiene un perfil ciudadano con raíces en la iniciativa privada, como cabeza de una empresa familiar de alcance regional, dedicada desde hace veintitantos años al comercio de lubricantes. Como consecuencia Zermeño sabe lo que es administrar, pagar una nómina de empleados de su bolsa y asumir una declaración de impuestos.
Es licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana Plantel Laguna y su trayectoria incluye el haber sido el primer alcalde panista de Torreón y una vasta experiencia legislativa y de gestión como diputado y senador ante el Congreso de la Unión.
En el momento en que Zermeño pidió licencia en el Senado para contender en estas elecciones, era coordinador de la bancada de su partido y tanto sus compañeros panistas como los senadores priistas y perredistas le reconocen capacidad negociadora y para abordar los temas generales y específicos de la agenda nacional.
Zermeño sale avante en una elección interna en la que enfrentó al ex subsecretario de Economía, Juan Antonio García Villa, al que se sobrepuso con más del setenta por ciento de los votos, lo que le proporciona una base partidista sólida para acometer la elección constitucional el próximo 25 de septiembre.
El triunfo de Zermeño sobre García Villa marca un parteaguas al interior del PAN en Coahuila, porque trasciende a la actitud y al discurso meramente oposicionista y testimonial en los que se quedó anclado Juan Antonio y encamina al panismo local por el sendero de una mayor competencia y responsabilidad, como corresponde a un partido que desde hace tiempo ejerce el poder en distintos ámbitos de la vida nacional.
En la elección constitucional, Zermeño buscará posicionar su candidatura sobre la confianza que genere su trabajo legislativo y su desempeño como alcalde y como el resto de los contendientes, deberá privilegiar la propuesta y el debate de ideas sobre la mercadotecnia y la movilización de masas.
En comparación con el candidato del Partido Revolucionario Institucional, Humberto Moreira Valdés, Jorge Zermeño ofrece un perfil muy distinto, lo que genera una opción real a disposición de los electores.
Moreira es un burócrata liso y llano, circunscrito y reducido al sector educativo, sin experiencia en áreas fundamentales como desarrollo económico, procuración de justicia, procesos legislativos, etcétera. Humberto no es ni siquiera un profesor funcional, en el sentido de que no es un mentor de carne y hueso que frente a alumnos concretos, haya perseverado en los méritos que corresponden a la noble carrera del magisterio.
En los dos últimos años Moreira ha sido alcalde de Saltillo, mediante una gestión que por cierto deja trunca e inconclusa, que es cuestionada en cuanto a su calidad y está ensombrecida con señalamientos sobre desvío de recursos en aras de posicionamiento y promoción de su imagen, que lo preceden desde sus tiempos como secretario de Educación de Enrique Martínez y Martínez.
Es cierto que Moreira tiene la ventaja de haber surgido candidato de un procedimiento en el que el PRI se abrió a la consulta ciudadana y que ganó mediante el apoyo de una estructura que ha sido festinada por sus operadores como aplanadora. Esta ventaja puede volver en contra de Humberto en la elección constitucional, si no demuestra un perfil de altura y amplia visión que abarque el universo de las cuestiones públicas referidas al Estado de Coahuila, porque al fin y al cabo, lo que desean los coahuilenses es tener un buen Gobierno y no vivir bajo el peso de una aplanadora burocrática.
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