Nueva York, (EFE).- La famosa foto del Che con una boina y la mirada perdida es analizada en una exposición que se inauguró en Nueva York y que recoge su trayectoria; de símbolo revolucionario a ícono mas reproducido en el mundo.
Realizada en 1960 por el cubano Alberto Korda, que la tituló "Guerrillero Heroico", la foto fue el símbolo de las luchas sociales en los cinco continentes pero ha acabado convertida en imagen de marca de una amplia variedad de productos de consumo.
Bajo el titulo de "Che! Revolución y Comercio", la muestra será exhibida en el Centro Internacional de Fotografía, e incluye fotos, afiches, carteles, pinturas, películas y artículos publicitarios inspirados en la instantánea.
La interpretación es diversa.
La foto ha sido utilizada de forma irónica, como parodia y caricatura, así como símbolo de la lucha política marxista, y para representar causas actuales, como la condonación de la deuda externa del tercer mundo y el combate contra el imperialismo.
El Che de Korda también se ha transformado en imagen de la identidad latinoamericana, y la bandera de los homosexuales y los pueblos indígenas en la lucha por sus derechos.
Su atractivo es una combinación de varios factores, tanto formales y estéticos como conceptuales e ideológicos, según comentó a EFE la comisaria de la exhibición, Trisha Ziff, una británica que reside habitualmente en Ciudad de México.
"El Che era un hombre muy carismático y atractivo, y eso la hace de por sí una imagen muy estética. A eso se suma el hombre en sí mismo, su ideología, lo que representó, su época y el momento y circunstancias en que murió", señaló.
"Korda supo ver la belleza del Che, ya que esa era su especialidad. Fue fotógrafo de moda antes de convertirse en el fotógrafo personal de Fidel Castro", añadió la experta.
Otros factores son el encuadre, ya que el Che es mitificado por el hecho de ser fotografiado desde abajo, lo que encaja en el lenguaje visual del realismo social, y su mirada enigmática, que evoca a la de la Mona Lisa de Leonardo Da Vinci.
La ironía es cómo la imagen de un revolucionario de izquierda, del comunismo ha llegado a utilizarse indiscriminadamente en el sistema capitalista, y cómo se ha insertado en la imaginería popular de una sociedad ferozmente consumista como la estadounidense.
Eso se explica, en parte, por el movimiento pop de los años sesenta, que democratizó el uso de la imagen, desmitificándola y haciéndola accesible a las masas.