Aún no cede la resaca de un fin de semana donde los resultados electorales en Nayarit y Estado de México fortalecen la percepción de que en las ofertas políticas actuales se impone la imagen sobre las ideas y el dinero sobre las propuestas concretas, cuando viene otro golpe, ahora de la mano del vocero de Los Pinos, Rubén Aguilar, que con sus asegunes y juegos malabares da cuenta que la administración federal se desempeña en un mundo paralelo. Y para colmo, el monitoreo sobre el ex secretario de Gobernación, Santiago Creel, refiere que el hombre que quiere ser candidato del PAN y luego gobernar a nuestro vapuleado país, ha gastado casi 110 millones de pesos en promocionar su rescate de los hombres decentes que son mayoría... en tan sólo cinco semanas.
Si esto no fuera suficiente, la jerarquía eclesiástica se encarga de poner más leña en el caldero de la escena nacional. Ayer, durante la primera jornada de trabajo de la 79 Asamblea Ordinaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), los obispos rechazaron la espiral de violencia y descomposición social generada por el narcotráfico y llamaron a todos los sectores del país a que se integre una cruzada por la paz y se logre frenar una situación que amenaza con “abrir las puertas a la ingobernabilidad”.
La situación que impera hoy en México es tan grave, que los obispos advierten vacíos de poder, alimentados por la corrupción y la impunidad. El texto, al que dieron lectura ayer los obispos de Mazatlán, Tampico y Nuevo Laredo, hace especial énfasis en la necesidad de que el Estado enfrente a la delincuencia organizada, que se intensifiquen las acciones de combate al hampa a través de la profesionalización y la dignificación de las Policías y de una efectiva depuración de los cuerpos de seguridad “que en muchos casos está corrompida por el poder del dinero”.
El mensaje de la jerarquía eclesiástica es contundente: “el vacío de poder se está dando y el Estado de Derecho se desploma e incluso aumenta el riesgo que se creen fuerzas sociales para luchar contra este crimen, lo que sería pésimo”. Por si no resultaran suficientes las pifias y los excesos, también hay asuntos de fondo que hoy golpean a todos los mexicanos que aún mantienen la esperanza de un futuro cercano sin tantos vicios, rezagos, injusticias, inercias y corruptelas. Queda esperar que los destinatarios finales del mensaje del Clero, esta vez, escuchen y actúen en consecuencia.
