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El Colegio de Puebla/Plaza Pública

Miguel Ángel Granados Chapa

Uno de los frutos de la productiva vida de don Víctor L. Urquidi fue la multiplicación de establecimientos de investigación inspirados por El Colegio de México, que presidió durante casi dos décadas. Resultó casi natural que la primera de esas instituciones fuera El Colegio de Michoacán, organizado en torno de don Luis González y González, debido a su condición señera tanto en el Colmex como en la historiografía mexicana. Después se fundaron colegios similares en Jalisco, Sonora, México, Sinaloa, Puebla, etcétera.

El entusiasmo fundacional mostrado por los gobiernos estatales se trocó a menudo en desentendimiento y aun desdén a la hora del relevo gubernamental. Recientemente, la sucesión ha puesto en dificultades a, por ejemplo, El Colegio de Sinaloa y al de Puebla. El primero, de cuya situación me ocuparé en detalle otro día, sufrió este año reducciones presupuestales y, lo más grave, un intento de considerarlo como una oficina del Poder Ejecutivo y no el centro de excelencia que ha sido, entre otros factores gracias a la integración de un consejo del que forman parte, baste la sola mención de sus nombres, José Luis Ceceña, José Ángel Espinoza, Antonio Haas, Jesús Kumate, Jaime Labastida, Antonio López Sáenz, Jaime Martuscelli, Sergio Ortega, Federico Páez, Octavio Paredes, Enrique Patrón de Rueda, José Ángel Pescador y Diego Valadés.

En Puebla, el relevo de Gobierno de Melquiades Morales a Mario Marín ha generado una situación que tiene en la asfixia al Colegio de esa entidad. Fundado el 21 de diciembre de 1984 y echado a andar el año siguiente, bajo el Gobierno de Guillermo Jiménez Morales, fue desatendido en las siguientes administraciones, encabezadas por Mariano Piña Olaya y Manuel Bartlett, al punto de que El Colegio de México se retiró de la Junta de Gobierno del instituto poblano.

A diferencia de sus antecesores, que encargaron el Colegio a directivos interinos, el gobernador Morales convocó al órgano superior de la asociación civil responsable del Colegio para la elección de un nuevo presidente, que a propuesta suya fue el doctor Jorge Efrén Domínguez Ramírez, elegido en junio de 1999. Conforme a los estatutos, la propia asociación civil, a cuyo seno se reintegró el Colmex, el presidente fue reelegido en 2004. En esa circunstancia, gestionó con el nuevo Gobierno el presupuesto que anualmente se ha fijado al Colegio y que ha estado en consonancia con los programas desarrollados, a cuyo logro contribuye la Secretaría de Educación Pública.

El presidente Domínguez llegó a esa responsabilidad luego de una sólida y variada carrera pública. Licenciado en economía por la UNAM (donde también cursó algunos años de ciencias políticas y sociales), realizó estudios de posgrado en París, así en la Escuela de altos estudios sociales de La Sorbona, como en el Instituto internacional de planeación de la educación, perteneciente a la Unesco.

Miembro sobresaliente de la administración pública y del Congreso (fue diputado federal de 1976 a 1979), dedicó más de un tercio de su vida profesional al servicio exterior, como ministro de asuntos económicos en la misión ante la ONU y en la embajada mexicana en Japón. Y fue embajador en Malasia, Finlandia y Estonia.

Entre las varias iniciativas que identifican esta etapa del Colegio de Puebla sobresalen la creación y el funcionamiento del Centro Regional de Estudios sobre Planeación Educativa Puebla-Panamá (CREPEPP). Este plan, lanzado por el presidente Fox para propiciar el desarrollo de los nueve estados del sur-sureste mexicano y las seis repúblicas centroamericanas (y de Belice), no se desplegó tal como fue concebido.

Dependiente primero de una oficina próxima al Presidente, pasó después a la cancillería, sin que haya dado hasta ahora mas que algunos pasos concretos entre la bruma retórica y las disputas burocráticas.

La aportación del Colegio de Puebla a las necesidades de integración previstas en el PPP cuenta de modo relevante entre esas realidades tangibles.

A partir de diciembre de 2001, el Colegio de Puebla ha mantenido una relación fructífera con el Instituto internacional de planeamiento de la educación (IIPE), de la Unesco, a través del CREPEPP. Nadie mejor para evaluar el desempeño de este centro del Colegio que el director del IIPE, Gudmund Hernes, que apenas en julio pasado se dirigió al secretario de Educación Pública Reyes Tamez para expresar su satisfacción por la tarea compartida:

“Desde el inicio de nuestro programa de colaboración, nueve seminarios regionales intensivos han sido organizados conjuntamente por el Centro y el IIPE, cuatro más han contado con el apoyo de la oficina regional de Unesco en México y un total de 343 participantes de alto nivel técnico y capacidad de decisión se han beneficiado del programa.

“A través de estos eventos el CREPEPP ha cubierto algunos aspectos muy importantes del desarrollo económico como, por ejemplo, el diagnóstico del sector educativo, los fundamentos de la planeación y la gestión educativas, el financiamiento de la educación, los sistemas de información, el monitoreo y la supervisión de la calidad educativa, la educación intercultural y multilingüe, la educación a distancia y la formulación y evaluación de proyectos educativos. Estos logros ponen de manifiesto, sin duda, el gran interés que diversas autoridades y organismos educativos atribuyen a este proyecto regional”.

Se trata de uno de los proyectos del Colegio de Puebla. No será sensato privarlos de apoyo local.

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