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El comal le dijo a la olla

Gilberto Serna

De la carta que envió a las autoridades mexicanas el embajador estadounidense en México resalta la recomendación que encarecidamente hace a sus conciudadanos para que eviten visitar las zonas de tolerancia y los barrios donde se da el comercio de drogas en las calles, en ciudades fronterizas.

Bueno, ¿de qué se trata?. Les sabe algo Tony Garza a sus compatriotas o habla de oídas. ¿Qué les pasa a los güeros que vienen a nuestro país cuya única intención es la de visitar tugurios? No hay de qué preocuparse. Los que vienen a conseguir mercancía prohibida asistiendo a mercados clandestinos, de drogas o de sexo, no ignoran que sus actividades en esos mundos del hampa tienen altos riesgos. Los pervertidos que vienen a nuestro país para desahogar sus bajas pasiones no necesitan que se les advierta de los peligros que les acechan. Parecería que al diplomático le preocupan sus paisanos, pero no los que vienen de turistas a centros de sana diversión sino aquellos que buscan emociones fuertes visitando lugares en donde campea el vicio y se da rienda suelta a los más bajos instintos.

Es indudable que organizaciones criminales le han dado duro y fuerte a las corporaciones encargadas de la seguridad pública en México. Sin embargo, no se vale que se haga un escándalo público que desprestigia a nuestro país. Que, como sucedieron los hechos, se figura uno que ese era el propósito subyacente. Aquí cabría citar aquello de no hagas a otros lo que no te gustaría que te hicieran a ti. Allá hay desplumaderos en que se explota el vicio del juego y la trata de blancas, lo cual no es para enorgullecer a nadie, ni da lugar a que alertemos a nuestros connacionales. Las sectas religiosas proliferan en un ambiente que dio lugar a que las fuerzas policiacas tomaran a sangre y fuego las instalaciones que tenía una de ellas en Waco, en que estuvo ausente un poco de misericordia. Lo que en nombre de la democracia hacen en pueblos como Irak y Afganistán no es algo de lo que puedan presumir sus fuerzas armadas. Bueno, aquí cabría aquello de que el comal le dijo a la olla. Acabo de oír a Santiago Creel, secretario de Gobernación, referirse al asunto, preguntándose ¿dónde están los grandes capos que operan allá?, ¿dónde los dineros producto del narcotráfico?, añadiendo con sarcasmo ¿debajo de los colchones?

La respuesta a la misiva de Tony Garza apenas si alteró, en un principio, cuando aún no se sabía de por quién se inclinaba el Gobierno de Washington, a nuestros secretarios de Gobernación y de Relaciones Exteriores, no siendo sino hasta que se supo lo que venía en la OEA cuando reaccionó nuestro Gobierno. Las declaraciones fuertes corrieron a cargo de la Presidencia de la República quien respondió con singular energía que ningún Gobierno extranjero debe inmiscuirse en asuntos locales que sólo compete a los mexicanos, puntualizando, que en la frontera entre ambos países las dos naciones tienen aciertos y errores. Daba la impresión de estar sumamente encolerizado el Gobierno mexicano por lo que dijo no admitía juicio ni calificativo de ningún Gobierno extranjero sobre las acciones que lleva a cabo para hacer frente a sus problemas.

Nuestros vecinos del Norte nos habían dicho cosas tales como que nuestros cuerpos policiacos son incapaces frente al arsenal con el que cuentan los delincuentes, con el agravante de que algunos elementos del orden público pudieran estar involucrados con los criminales. Llamaron incapaces a las fuerzas policiales locales y, lo peor, dijeron que los arrestos de dirigentes de varias organizaciones criminales crearon un vacío de poder en medio de un sistema de justicia frágil e ineficaz. A mi manera de ver las cosas, no interesa si lo que se dijo es verdad o es mentira, lo que preocupa es que haya habido una flagrante injerencia en los asuntos internos de nuestro país sin que se hayan tomado provisiones del tamaño de la ofensa. Eso de que no lo vamos a permitir, que se escuchó desde Los Pinos, parecería que daría lugar a una medida de mayor envergadura -¿declarar persona non grata a quien ha vejado a nuestro Gobierno?-. Pero no, parece que la protesta de no vamos a tolerar que se entrometan en nuestros asuntos internos, es parte de una escenografía montada exclusivamente para cosechar aplausos en el ámbito doméstico.

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