Como siempre, como en todo: el bien general debe prevalecer sobre el particular. El peso de las pensiones y jubilaciones en el Instituto Mexicano del Seguro Social es tal, que resulta en términos de viabilidad financiera, insostenible. Ya no el IMSS, el país no puede soportar un régimen de privilegios y por ello, el Congreso de la Unión aprobó el año pasado una reforma a la Ley del Seguro Social, un primer paso para resolver un problema gigantesco, que hoy constituye de nuevo la manzana de la discordia en la revisión del contrato colectivo de trabajo.
Por un lado, el desafío: Mónica Zárate Gutiérrez, secretaria de actas y acuerdos de la sección 12 del SNTSS advierte que si el Gobierno Federal no se retracta de la Ley aprobada en agosto de 2004, harán estallar la huelga el primer minuto del 16 de octubre; que los sindicalizados solicitan respeto al contrato colectivo de trabajo, la cobertura de 17 mil plazas vacantes a nivel nacional, apertura de bolsas de trabajo y aseguró que no están dispuestos a ceder en la propuesta del SNTSS de derogar la Ley del Seguro Social y por ende, la reformas al Régimen de Jubilaciones y Pensiones.
Por el otro, un grupo de senadores que anuncia que recurrirán a la Suprema Corte de Justicia de la Nación en caso que las negociaciones respecto al contrato colectivo de trabajo del sindicato del IMSS no respeten las reformas aprobadas en agosto del año pasado. Por ejemplo, el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Diego Fernández de Cevallos, sostiene que el contrato del sindicato del IMSS no puede ser aprobado en contra de las reformas legales aprobadas, “eso no va a suceder, no lo podemos permitir, ya basta que las presiones de unos afecten a la totalidad de un país, tenemos que ser cuidadosos, tenemos que ser flexibles, en lo posible, pero no para torcer la Ley o para burlar los derechos de millones de derechohabientes”.
Y en medio, una población que paga el precio de décadas de simulación, de un manejo económico irresponsable y un cobijo aún más irresponsable a ciertos grupos, como los sindicatos, que vieron incrementados sus privilegios a costa de la sanidad financiera de organismos e instituciones como el IMSS. El problema estalló y debe encontrarse una solución por el bien de todos y no sólo de un grupo que lucha hoy por mantener sus privilegios.
