El 11 de Octubre del año en curso fue publicado el decreto de exención del Impuesto al Activo, mismo que sorprendió a los contribuyentes por su contenido.
En primer lugar, hay que decirlo, es increíble que un decreto de esta naturaleza sea publicado en el último cuatrimestre del ejercicio fiscal al que aplica.
Pudiera pensarse que si se trata de exenciones, que sean bienvenidas en cualquier momento, y así es. Pero si sucede como en este caso, en el que por varios años se viene haciendo una costumbre la publicación de este decreto de exención de IMPAC, es lógico que exista la confianza y suposición de los contribuyentes de continuidad de estos beneficios.
Pero cual fue su sorpresa, que dentro del decreto de exención, solo dejaron a las personas físicas cuyos ingresos en 2004 no hayan rebasado los $4?000,000.00, siendo que en el ejercicio anterior dicha exención benefició también a las personas morales y el límite de ingresos del año anterior para ser acreedor a esta exención era tan alto como $14?700,000.00.
Me atrevo a estimar que la mayoría de los contribuyentes que les aplicaba esta exención en 2004 quedo excluida de dichos beneficios en el decreto de 2005.
El problema es ahora, que a pesar de que se establece un procedimiento para realizar los pagos no efectuados en lo que resta del año 2005 para aquellos que quedaron excluidos de la exención, la carga financiera de realizar estas importantes erogaciones tendrá un impacto en la liquidez de muchas empresas.
Sin embargo, es importante recordar que para aquellas empresas que realizan pagos provisionales del Impuesto Sobre la Renta existe la posibilidad de acreditar estos últimos contra los que resulten del Impuesto al Activo, pudiendo inclusive no resultar cantidad alguna a pagar a pesar de ser sujeto de este último impuesto.
Así las cosas, pregunte a su contador cuáles son las circunstancias particulares de su empresa, y planee sus pagos provisionales a realizar por el resto del año para evitar sanciones, recargos y actualizaciones en el pago tardío de estas contribuciones.
Finalmente lo que esperamos para los próximos años es que las reglas del juego sean conocidas oportunamente, para evitar sorpresas desagradables que den incertidumbre a las proyecciones financieras de las empresas