Conozco un papá muy bueno. Es muy buena gente, compasivo, comprensivo y muy cariñoso. Tiene más de 20 hijos, y aún así se da tiempo para convivir con cada uno de ellos. Ha logrado balancear su trabajo, su numerosa familia perruna y su esposa. Como todo buen padre siempre busca lo mejor para sus hijos. Trabaja arduamente para ellos y con ellos. Busca siempre darles lo mejor a sus hijos aunque en ocasiones no logre estar completamente convencido de la decisión. Hace poco dejó ir a uno de ellos. Fue un momento muy triste el ver cómo era alejado de sus hermanos; pero la promesa de un futuro mejor, de una familia de verdad lo reconfortaba. Aproximadamente entre el 27 y 29 de marzo fue la feliz despedida. Sus hermanos le desearon suerte y le decían que no se preocupara ya que iba a ser mucho más feliz. A pesar de que lo extrañaron los primeros días ellos sabían que su hermano estaba feliz en un nuevo hogar... O al menos eso querían pensar, los más viejos hablaban de la desconfianza hacia los humanos, pero los más jóvenes seguían optimistas. Después de pasar unos días felices en el Ejido Las Vegas, de experimentar ser amado, y de respirar un aire nuevo y diferente misteriosamente desaparece. Su nuevo dueño dice no saber qué pasó, no sabe su paradero, ni qué ha pasado con ese ser indefenso que llegó con nuevos bríos a empezar una nueva vida. Sus características más notorias son las siguientes: callejero, de buen corazón, positivo y sonriente. Si alguno de ustedes lo ha visto, sabe su paradero, o nos puede informar qué pasó con ese ser lleno de vida por favor comunicarse con su papá Pedro, ya que se encuentra sumamente preocupado, recuerden que se trata de uno de sus hijos.
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