¿Bueno? ¿Me escuchas? ¿Mamá y mi perro? ¿Dónde está Lucky? ¿Por qué no salió a darme la bienvenida? Mamá dime, dónde está por favor, dime, ya es tarde y no lo veo. ¿Por qué lo llamo y no viene? ¿Por qué tengo miedo de salir al jardín, incluso de prender las luces? ¡Mamá contéstame! Mamá estoy abriendo el refrigerador y aun así no responde, no lo escucho, no lo veo, ¿qué sucede? Y de pronto, sentí un peso abrumador, mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas escuché cuando mi mamá me dijo: -?¿Qué te pasa hijo? ¿Estás bien? ¿Acaso no recuerdas lo sucedido al medio día??. Y poco a poco empecé a recordar, empezó a venir a mi mente en cámara lenta los 20 minutos más largos de mi vida. No vale la pena describir y recordar lo sucedido; una larga enfermedad que se complicó, sentimiento de culpa y lágrimas han rodeado mis días desde entonces. Ha pasado un mes, y aún no lo supero, no logro evitar levantarme bañado en llanto por las noches, entristecerme al recorrer las calles por las que corrimos, jugamos, caminamos, aprendimos a ser como padre e hijo, como mejores amigos, como hermanitos. Durante diez años la casa estuvo habitada, no hubo ni un solo día que estuviese sola; o que nos sintiésemos así. Y hoy, hoy todo ha cambiado. Lucky ya no está a mi lado, se ha ido, y me he quedado solo. No había tenido el valor de escribir este artículo, pero hoy a pesar de las lágrimas y el dolor me he propuesto acabarlo. Quisiera cerrar este artículo, al final, con algo que espero me dé la esperanza que estoy buscando; así como la seguridad de que él se encuentra bien y yo lo volveré a ver. A todos aquéllos que conocieron a mi hijo Lucky sólo me resta darles las gracias por todas las atenciones que le brindaron durante su corta vida. Y espero que a todos los que tienen una mascota en su vida la cuiden, le brinden mucho amor, cariño y comprensión ya que nunca sabremos hasta cuándo estarán a nuestro lado.
Wolfschauze@aol.com
