Muchas veces tú has necesitado de mí, pero yo creo que yo no tuve esa misma humildad. Estaba tan acostumbrado a ti, a que estabas siempre ahí, a que nunca te quejaste y nunca pedí ayuda. Pero ayer sentí que me faltaba el aliento, que la ira se encendía y sentí el deseo de llorar más fuerte que jamás haya sentido; y no tuve valor de hacer algo más. Te fallé, y a pesar de eso tú me entendiste muy bien. No dijiste nada, no hiciste ninguna señal o alguna mala cara, simplemente respetaste mi decisión y mis malos tratos. Nunca intentaste escaparte o ser malo con los demás.
Hoy le reclamo al Señor por haberte perdido, pero en el fondo del corazón sé que te fallé como tu mejor amigo. No digas nada, di solamente que vas a orar por mí y me perdonarás. Que me hablarás de mis defectos y de las dificultades que te hice pasar, de las horas que pasaste en espera de una palabra o una mirada, de cuando ansiaste recibir de mí algo de atención. De cómo esperaste bajo la fría noche o la intensa lluvia saber que había llegado con bien. De cómo en ocasiones te hice pasar hambre o sed al no darte tu lugar. Recuérdame que incluso en tus últimas horas fuiste fiel y cariñoso conmigo. Hoy que faltas, me doy cuenta de la magnitud de mis errores y de cómo podía haberte salvado a tiempo.
Espero que algún día puedas perdonarme y que esto sirva para recordarles a otros que siempre hay que poner atención a sus mascotas
Adiós Oso.
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