La Laguna se ha caracterizado en estos últimos años por ser una región muy árida, con poco agua y de mucho calor. En estos días que hemos llegado a cuarenta grados, que se ha visto muchísimo calor me he fijado que los perros de la calle buscan las sombras, los parques y los lugares frescos. En la mayoría de los casos el lugar fresco es en uno de los camellones centrales de las avenidas, calles, y bulevares. Ahí no son molestados, pueden estar cerca de una palmera, debajo de algún árbol, incluso sólo echados en el pasto. Mas sin embargo el peligro es cuando tiene que cruzar esa vía rápida, para regresar a su vagancia por la vida, o cuando apenas va llegando. Aunado a que tienen que moverse a buscar comida y agua se podría decir que su situación se agrava más. Ya supe del primer perro que falleció por deshidratación y falta de comida. Espero que nunca me pasé, mas sin embargo por lo que he leído es muy doloroso morir de hambre y de sed, el no tener saliva, estar flaco, sin ganas, con calambres, y no poder casi ni moverte. Ha de ser muy triste morir así, de esa manera tan cruel. Mi sugerencia es muy simple si todos ponemos una pequeña cazuela de agua durante el día cerca de los parques o árboles en los cuales ellos puedan descansar les estaremos ahorrando ese sufrimiento de andar deambulando por la ciudad en busca de agua. Y si queremos vernos más espléndidos al dejar cerca un plato de croquetas les estaremos dando muchas posibilidades de vivir, yo ya he empezado a hacerlo, y tú ¿lo vas a hacer? ¡Yo espero que sí! Es una pequeña ayuda a su existencia callejera.
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