“Se dan buenos consejos, pero no juicio
para sacar provecho de ellos”.
François de La Rochefoucauld
Algo que no ve la mayoría de los jóvenes que todos los años ingresan a las escuelas de comunicación de las universidades del país es que casi el 70 por ciento de los graduados nunca trabajará en algo que tenga relación alguna con la comunicación.
Muchos serán taxistas, vendedores u oficinistas y en el trabajo no aprovecharán lo que estudiaron. Otros serán ejecutivos de empresas en las que podrán aprovechar algunas de las técnicas aprendidas en la carrera. Algunos más darán clases en esas universidades que han hecho un buen negocio de generar egresados en una carrera popular pero que carece de salida laboral. Sólo un uno por ciento de los graduados de las escuelas de comunicación trabajará en los medios, como es la ilusión de la mayoría.
Hay otro punto que ignora la mayoría de los jóvenes que ingresa a las universidades a la carrera de comunicación: y es que el promedio de ingresos de los egresados apenas supera los cinco mil pesos mensuales. Por eso tantos de ellos prefieren ser taxistas.
Quizá no cumplirán con el sueño de convertirse en conductores de televisión, pero por lo menos ganarán más que sus compañeros de generación.
México mantiene un régimen de libertades en la elección de carreras universitarias. Y es justo que así lo haga. No hay nada más frustrante para un joven que verse obligado a tomar una decisión cuyas consecuencias durarán toda la vida y con la que en realidad no está de acuerdo. Un hombre o una mujer a los que se les encauza a una carrera que no les llama la atención están condenados a una frustración permanente.
Pero un régimen de libertades no puede existir si no se cuenta con la información adecuada. Muchos de los jóvenes mexicanos que deciden estudiar carreras como ciencias de la comunicación o psicología no saben verdaderamente lo que les espera una vez que terminen los estudios. Y las universidades, ya sean públicas o privadas, desempeñan un papel perverso. Dado que se benefician por el pago de colegiaturas o por la entrega de subsidios gubernamentales de tener muchos alumnos, no se interesan en advertir a los jóvenes sobre las dificultades que tendrán en el futuro.
Afortunadamente hoy la Secretaría del Trabajo inaugurará un nuevo servicio que puede dar a los estudiantes una visión más clara de cuáles son las perspectivas de trabajo una vez que terminen una carrera.
Se trata del Observatorio Laboral, una página de Internet con información del número de egresados de un amplio número de carreras y que detalla además en qué trabajan y cuáles son los ingresos de los graduados. Esta página, con dirección www.observatoriolaboral.gob.mx, debe estar disponible a partir del mediodía de hoy.
Me imagino que este Observatorio Laboral no será bien visto por muchos directivos de universidades públicas y privadas. A ellos les conviene seguir atrayendo estudiantes a carreras populares aun cuando no tengan salida laboral.
Me doy cuenta que siempre habrá individuos que tendrán un mejor desempeño que el promedio. Yo tengo una licenciatura en filosofía y al revisar la información disponible sobre esta carrera encuentro que la enorme mayoría de quienes se gradúan de esta carrera o no trabajan o se dedican a la enseñanza. Pero el problema real que el sueldo promedio de quienes terminan una licenciatura en filosofía es apenas superior a los tres mil pesos mensuales.
Yo no me arrepiento de haber estudiado filosofía. Es una ciencia que da disciplina al pensamiento, la cual es crucial para mi trabajo periodístico. Pero una cosa es no impedir a los jóvenes tomar esta licenciatura y otra muy distinta es mantenerlos engañados sobre sus perspectivas laborales.
Hubo un tiempo en que una carrera universitaria era una llave a una vida cuando menos digna. Hoy ya no es así. El desempleo es, de hecho, más fuerte entre quienes tienen una instrucción universitaria que entre quienes carecen de ella. Y ante la saturación de graduados, los sueldos de éstos no son ya simplemente bajos sino vergonzosos.
El Observador Laboral no puede resolver el problema sistémico de la falta de empleos y los bajos sueldos de nuestro país. Pero cuando menos puede darles a los jóvenes que empiezan una carrera universitaria instrumentos para entender lo que les depara el futuro. En un país en que hemos condenado a una generación de universitarios al desempleo o al desperdicio de lo que aprendieron en la escuela, esta información es lo mínimo que les debemos a nuestros jóvenes.
PARAJE SAN JUAN
Mucho ha dicho Andrés Manuel López Obrador que la Suprema Corte de Justicia participa en un complot en su contra. Pero ayer los ministros le dieron la razón al reducir la indemnización que se debe pagar por la expropiación el paraje San Juan.
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