“Todos ven lo que tú aparentas; pocos
advierten lo que eres”. Nicolás Maquiavelo
Davos, Suiza.- Muy a pesar de lo que opinan los globalifóbicos, que durante algún tiempo hicieron de sus manifestaciones en Davos un festejo anual, el Foro Económico Mundial es una de las organizaciones más políticamente correctas que existen. Ayer, en el primer día de sesiones generales, esto me quedó más claro que nunca. En las sesiones de la mañana hubo discusiones sobre el cambio de clima, sobre la pobreza y sobre una globalización equitativa. Esta última fue moderada por el peruano Hernando de Soto. En el almuerzo, los “media fellows” tuvimos la oportunidad de escuchar a los actores Richard Gere y Sharon Stone, quienes hablaron emotivamente sobre la lucha contra el Sida. A ellos se unió Peter Piot, director ejecutivo del programa de las Naciones Unidas sobre el Sida (UNAIDS) quien pidió que el dinero invertido en combatir el Sida pase de seis mil a 13 mil millones de dólares anuales.
Más tarde dos de los gobernantes más importantes de Europa, el presidente de Francia Jacques Chirac y el primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, ofrecieron su visión sobre el mundo con mensajes que de alguna manera se han gastado a fuerza de repetirse: que las naciones poderosas pueden hacer más y deben hacer más para combatir la pobreza en el mundo.
No sé en detalle qué están discutiendo los asistentes al Foro Social Mundial de Porto Alegre, Brasil. Lo que sea, sin duda lo están haciendo bajo un clima mucho más agradable que el de Davos, donde estamos a cinco grados bajo cero. Pero es difícil imaginar que los temas sean muy distintos o que tengan un trato más políticamente correcto. Dentro de las discusiones que tuvieron lugar en los páneles de discusión del primer día en Davos, quizá una de las más importantes es la que tiene que ver con la pobreza.
De hecho, el Foro Económico Mundial está teniendo lugar apenas unas semanas después de que el economista estadounidense Jeffrey Sachs, del Instituto de la Tierra de la Universidad Columbia de Nueva York y un grupo de colegas dio a conocer su plan para el logro de las metas del milenio establecidas por las Naciones Unidas para el combate a la pobreza. Una de las propuestas de Sachs, ciertamente la que más ha sorprendido, es la que plantea que se debe renovar la práctica de que los países ricos otorguen ayuda a las naciones pobres.
Sachs y los otros colaboradores del informe rechazan la idea de que la ayuda exterior no sólo no ha aportado gran cosa a los pobres sino que en algunas ocasiones los ha afectado negativamente.
Cuando la ayuda se maneja de forma adecuada, según ellos, puede generar avances importantes. Y quizá sea cierto. Pero el hecho es que los países que más ayuda extranjera han recibido a lo largo de las décadas siguen siendo muy pobres, mientras que algunas naciones que nunca tuvieron ayuda exterior, a pesar de haber sido también muy pobres apenas a mediados del siglo XX, como Corea del Sur y Singapur, lograron escapar de la trampa de la pobreza en un tiempo muy breve, debido a que estuvieron dispuestas a tomar las medidas que las harían competitivas en una economía globalizada.
La discusión es importante. De hecho, quizá es la más significativa para un mundo que logró sorprendentes avances médicos y tecnológicos en el siglo pasado pero que hoy se enfrenta a la pregunta de cómo se llevan esos beneficios a la enorme mayoría de la población en los países pobres, los cuales siguen viviendo en condiciones similares a las que prevalecían en los países más avanzados hace medio milenio.
En esta preocupación los foros de Davos y de Porto Alegre están unidos. Aunque las propuestas de solución que surgen de uno y otro puedan ser radicalmente distintas. Incluso males como el Sida, como lo señaló ayer Peter Piot de UNAIDS, surgen fundamentalmente de la pobreza. Una infección del Virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH) en un país desarrollado es un problema serio que obliga a someterse a tratamientos muy pesados.
Pero en el tercer mundo es otra cosa: sigue siendo una condena a muerte. Quizá lo interesante es que en el Foro Económico Mundial, un escenario en el que supuestamente los grandes empresarios se preocupan sólo por establecer contactos para negocios e idear formas de maximizar sus ganancias, los temas que predominan son los de carácter social.
CONTRA LA POBREZA
El Foro Social Mundial de Porto Alegre lanzará esta semana su Llamado Global a la Acción contra la Pobreza. Lo paradójico es que los activistas que participan en ese encuentro no han entendido todavía que, para combatir la pobreza, es indispensable generar riqueza. Muchos de ellos están más interesados en repartir cualquier cosa que haya que en tomar medidas para generar más riqueza en el futuro.
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