La historia del Partido Acción Nacional se ha venido convirtiendo en la triste historia de un partido que luchó muchos años por llegar al poder y que, ya teniéndolo, no supo qué hacer con él. surgido en 1939, el PAN enfrentó en su nacimiento las políticas implementadas por el presidente Lázaro Cárdenas del Río, que afectaron intereses económicos tanto nacionales como extranjeros. Desde entonces se ubicó a la derecha en el espectro de la política, como correspondía a su teoría y a su práctica. Con el paso del tiempo se convirtió en un firme opositor, en el terreno electoral, al partido que tuvo el monopolio del poder por varias décadas en nuestro país. Lamentablemente Acción Nacional se preocupó solamente por que se lograra en México la democracia formal en el ámbito político-electoral, y desde luego que no podemos desconocer sus aportes en este terreno, pero casi nunca mostró interés en la democracia económica y la social, de ahí los tropiezos y fracasos que viene enfrentando en el ejercicio del Gobierno una vez que asumió el poder en el año 2000.
El PAN doctrinario, que luchó por la transparencia y la equidad en los procesos electorales hacia dentro y hacia fuera de los partidos, fue rebasado por la derecha, casi avasallado diríamos, por el candidato Vicente (y Los Amigos de Fox). Ya desde la segunda mitad de los ochenta y principios de los noventa, el arribo de los neopanistas hizo a un lado la doctrina de los fundadores del partido, en el afán de ganar elecciones a toda costa para ocupar posiciones de poder, sin importar incluso que se tuviera que llegar a las concertacesiones como ocurrió con Carlos Salinas de Gortari. Fue este ex presidente de triste memoria, experto en el manejo turbio del poder, quien pervirtió enormemente la política y propició acercamientos con el PAN, a través de personajes no menos tenebrosos como Diego Fernández de Cevallos, para ir preparando el terreno a la alternancia de partidos con el mismo modelo económico, ante los graves niveles de corrupción y descrédito en que había caído el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Estoy convencido que el triunfo de Vicente Fox fue posible no sólo por una exitosa campaña de medios y una enorme cantidad de recursos económicos cuyo origen no está suficientemente aclarado, sino por el hartazgo y rechazo de la población hacia el PRI, así como por el alejamiento y desdén que los dos últimos presidentes de la República surgidos de este partido tuvieron respecto a él. Quedó claro para quienes quisieron verlo, que Fox llegó al poder pero no el PAN. Prueba de ello es que los principales puestos en el gabinete fueron otorgados a reconocidos priistas y empresarios amigos del presidente; además buena parte de la estructura del Gobierno Federal en los estados también quedó en manos del PRI. Todo esto indudablemente hizo ver mal al Partido Acción Nacional, el cual reaccionó tarde ante esas circunstancias no favorables, que se fueron agravando por el deficiente desempeño del Gabinete y los constantes yerros del presidente Fox. Hoy el PAN se encuentra, según las últimas encuestas, en el tercer lugar de las preferencias electorales y será muy difícil que esto cambie de aquí a 2006. todo indica que el Gobierno panista no llegó para quedarse por largo tiempo, sino que apenas alcanzará a terminar el sexenio. ¿Por qué?
En principio, porque ha sido un Gobierno de pobres resultados en cuanto a crecimiento económico, generación de empleos, calidad de la educación, seguridad pública, recuperación del campo, entre otros rubros. Pero también porque no supieron poner límites a un presidente que se les fue por la libre, que nunca supo asumirse como estadista y que decidió co-gobernar con su mujer, en lugar de rodearse de buenos asesores y hacer realmente política, desde el Poder Ejecutivo, en beneficio de la población mayoritaria de común acuerdo con los Poderes Legislativo y Judicial. Mucho se podría decir de un presidente que parece haber dejado el cargo sin hacerlo oficial, pues son muchos los desatinos en que incurre cada día. Pero no sólo Vicente Fox ha hecho ver mal al PAN, sino los secretarios de Estado que no han sabido hacer su tarea, como es el caso de Santiago Creel cuyo desempeño en la Secretaría de Gobernación fue “un desastre” a decir de la oposición o quien tuvo una “gestión malísima”, según su propio compañero de partido Felipe Calderón. Pero además, han hecho quedar mal al PAN algunos gobernantes en los estados, especialmente el ex gobernador de Querétaro Ignacio Loyola Vera, a quien encontraron buena cantidad de irregularidades administrativas de su pasada gestión, que suman varios cientos de millones de pesos o el (des)gobernador de Morelos, Sergio estrada Cagigal, quien ha sido vinculado con el narcotráfico y ha tenido una pésima administración gubernamental.
Por si lo anterior fuera poco, también han contribuido al derrumbe del PAN algunos presidentes municipales como los del Estado de México que, haciendo gala de insensibilidad, se asignaron altos sueldos que fluctúan entre doscientos y cuatrocientos mil pesos mensuales; o el de la capital del Estado de Puebla que tendrá que pagar más de 517 millones de pesos por incurrir en irregularidades en el manejo de los recursos durante su gestión. De acuerdo con todo lo señalado, hace mal el presidente Fox al decir que: “nadie debe estar decepcionado de estos cinco años de democracia”. El problema, insisto, es de resultados y de actitudes al asumir el poder.