Las cosas en el PRI están poniendo a sudar a las distintas facciones que actualmente lo integran, a pesar de un frío que cala hasta los huesos, según se acercan los idus de marzo en que se ha de celebrar su asamblea nacional. Los grupos de poder ya han tomado posiciones en sus barricadas, al grito estentóreo de que cualquier hoyo es trinchera, por un lado los que quieren la caída, si es estrepitosa mejor, del dirigente nacional Roberto Madrazo Pintado, obviamente no por razones ideológicas sino por motivos que atienden a ambiciones muy personales. Por el otro, los que le apoyan, apuntando la posibilidad, nada remota de que sea abanderado de su partido en los comicios de 2006. Dos posturas evidentemente antagónicas, diría Perogrullo. Hay en el camino dos graves problemas que tendrán que resolver los consejeros si es que quieren llegar con la fuerza necesaria para arribar a Los Pinos. El caso, uno de ellos, de la profesora Elba Esther Gordillo, segundo lugar en la escala de mando de esa organización, ocupa la Secretaría General, que de conformidad con los estatutos pasaría a la presidencia del partido en caso de ausencia del titular.
El otro es la presión que han desencadenado en contra de Madrazo varios destacados priistas para que aclare si figurará como candidato en los próximos comicios en que se renovará la Presidencia de la República en cuyo caso lo aconsejable sería, dicen, que se retire del cargo. Ambos asuntos deberán ser resueltos por los asambleístas de aquí al cuatro del ya muy cercano mes de marzo. Se espera un debate ríspido del que pueden salir acuerdos mayoritarios que pongan fin a las dos disputas. El primero es difícil pero no lo es menos el segundo. Lo que indican los cánones es que se acabe de tajo con las disensiones. La profesora puede quedarse en su puesto hasta que por sí misma decida irse. Para eso será suficiente que se aguanten sus pataleos cuando se tome el acuerdo de modificar los estatutos para que quien encabece el partido, en caso de ausencia del titular, sea alguno de los otros secretarios que conforman la directiva del Tricolor. Lo que no elimina la posibilidad de que la propia asamblea, órgano máximo de autoridad, decida de plano nombrar a quien le substituya, con el único requisito de elegibilidad de que sea miembro de ese partido. –A este respecto “qué le parece a usted José Murat Casab, ex gobernador de Oaxaca”-.
Por lo que ve a los gobernadores que han conformado el grupo, que la prensa ha dado en llamar Todos Unidos Contra Madrazo, Tucom, no resiste el mínimo análisis de que sus ambiciones están enmarcadas en un juego en que lo menos importante es el beneficio del partido, buscando un fortalecimiento, sino únicamente dirigido a desbancar al grupo madracista porque les estorba a sus propios planes e individuales aspiraciones. Algunos de esta camarilla de gobernadores disidentes, contradiciendo sus argumentos de que nadie agarre ventaja con el cargo que detenta, se han venido publicitando de todas las maneras posibles gastando, sin dar detalle de dónde provienen los fondos, cantidades exorbitantes de billetes. Donde pueden quedar expuestas a la mirada de todos sus verdaderas intenciones es cuando la asamblea de priistas tome decisiones que deban acatar velis nolis –quieran o no quieran-.
El caso es que será puesta a prueba la disciplina partidista. En todo grupo que se respeta a sí mismo son las mayorías las que tienen la última palabra, desde los tiempos de los griegos no se conoce otra fórmula paradigmática que permita decidir los asuntos controversiales. Llegarán a la asamblea de su partido cismáticos, secesionistas, separatistas y personas unidas con el mismo objetivo de devolver la imagen en óleo de Benito Juárez a su recinto de Palacio Nacional de donde, recuérdese, fue botada al poco tiempo de que Vicente Fox Quesada tomara posesión como Presidente de la República. De otra manera despídanse de sus anhelos de cobrar en la nómina de la federación. A menos que sucumbiendo en el fuego de sus pasiones se conformen con destruirse con tal de desbaratar a sus acérrimos enemigos. Quizá no lleguen a tanto. Algún partido político de reciente creación podría ser el cobijo. El papel de víctima siempre le ha dado buenos dividendos a quienes se ven derrotados. Aunque siguiendo el principio maquiavélico, de que cuando no puedas con tu enemigo únetele, no dude que pudiera vérseles tomados de la mano de su odiado rival.
