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BOCA DEL RÍO, VERACRUZ.- El populismo es un atajo falso al trabajo constante, es una solución fácil pues no se puede repartir antes de producir y a la larga resulta muy negativo, porque en algún momento hay que pagar la cuenta, considera el presidente de Chile, Ricardo Lagos Escobar.
El mandatario opina que el populismo puede incluso poner en riesgo a las democracias porque “tan peligroso es un general con ambiciones golpistas, como un ministro de Hacienda populista” que origine un desorden en las finanzas y requiera luego de un ajuste que provoque un conflicto social.
Simpatizante de un sistema económico neoliberal, Lagos Escobar matiza: tan “nefasto” es un populismo como un neoliberalismo sin política social, donde se piense que lo importante es crecer pero, al no distribuirse pronto a toda la población, en su desesperación la gente recurre a políticos populistas.
“No justifico el populismo, lo que digo es que cuando no hay políticas claras, sólidas, que beneficien a la mayoría, a veces las personas se cansan de esperar”, precisa quien es calificado como representante del socialismo renovado y democrático.
Por ello, “ese crecimiento económico tiene que generar grados crecientes de igualdad, de mayor cohesión social y así debe ser percibido por la población”, expone Lagos, quien visitó el país para afinar un acuerdo estratégico con México que profundice el actual tratado, en vigor desde 1999.
El mayor alcance de este Acuerdo de Asociación Estratégica es “la posibilidad de hacer tareas en conjunto, en ámbitos como el científico y tecnológico para potenciar nuestros productos y fortalecernos en un mundo más global. El mundo será de los que estamos a la cabeza de este tipo de intercambios”, asegura.
Sobre la política interna de su país, el tercer presidente de la coalición Concertación de Partidos por la Democracia aborda los temas de la sucesión presidencial, de su futuro una vez que deje el poder el 11 de marzo y de la cita de Augusto Pinochet con la justicia.
El probable triunfo de la candidata Michelle Bachelet representa la continuidad de las políticas de la Coalición, que significaría un alto grado de gobernabilidad para Chile, dice Lagos, cuidadoso de guardar la debida distancia de la aspirante oficialista.
Para América Latina, Bachelet, quien fungió de manera alternativa en el Gabinete de Lagos como ministra de Salud y de Defensa, representaría un Gobierno “progresista, responsable, que entiende cómo navegar en un mundo cada vez más difícil, porque será cada vez más global”.
“Tenemos que hacerlo espalda con espalda con aquellos que piensan como nosotros y que pertenecen a nuestra realidad geográfica, a América Latina”, agrega.
Luego de casi seis años de Gobierno, Ricardo Lagos reflexiona sobre su legado: “traté de esforzarme al máximo para hacer las tareas, intenté beneficiar a las mayorías cada vez que tomé una decisión, para dejar un Chile un poquito más equitativo”, y confiesa que no está interesado en volverse a postular a la Presidencia.
Respecto a los juicios que se le siguen a Pinochet por violación a los derechos humanos y enriquecimiento ilícito, mencionó que éstos “hablan de un Poder Judicial que considera que tiene atribuciones para ello y, lo más importante, un país que está en condiciones de asumir aquello”.
“Ningún chileno considera que haya algún ciudadano por encima de la Ley hoy en día”, enfatizó.
