AP
El papa Juan Pablo II ha nombrado a casi todos los cardenales que elegirán a su sucesor, pero eso no implica que el próximo Pontífice sea una copia exacta del actual.
Los cardenales suelen expresar opiniones diversas y con frecuencia conflictivas acerca de cuáles son las cuestiones más apremiantes para la Iglesia Católica, y probablemente buscarán a un Santo Padre con cualidades diferentes de las que posee Juan Pablo.
"Cuando se reúnen en cónclave, los cardenales siguen su conciencia y procuran determinar lo que resulte más útil para la iglesia de hoy", dijo el prelado belga Godfried Danneels, en una entrevista reciente con The Associated Press. "No hay ese tipo de nepotismo en la iglesia: 'Yo nombré a todos los cardenales, de manera que mi sucesor será mi copia fiel'. No. Somos demasiado inteligentes como para caer en eso".
El próximo Papa enfrentará una serie de retos, como los avances científicos que contradicen las enseñanzas católicas, la declinación de la observancia religiosa en Europa y Norteamérica, un marcado aumento de la feligresía en los países del Tercer Mundo, y la baja en el número de sacerdotes en los países de Occidente.
El sucesor del Papa ascenderá al trono de San Pedro en un momento de graves tensiones entre las religiones y en un período de disturbios globales, al tiempo que los dirigentes mundiales enfrentan el terrorismo de maneras que la iglesia no siempre respalda.
Sin embargo, cuando los cardenales decidan cuál de ellos puede enfrentar esos retos, algunas de sus preocupaciones pueden parecer triviales.
Algunos cardenales desean que los funcionarios vaticanos no se mezclen en las operaciones cotidianas de las diócesis. Otros creen que los funcionarios romanos deben estar cotinuar profundamente involucrados en reprimir las disidencias.
Unos príncipes de la iglesia creen que los cardenales y obispos deben tener más que decir en cuanto al gobierno de la iglesia, en tanto que otros piensan que tales facultades deben estar reservadas al Pontífice.
También buscarán un individuo que pueda hablar bien el inglés y el italiano, a fin de comunicarse con los católicos del mundo y con los funcionarios eclesiásticos que manejan las operaciones cotidianas del Vaticano.
La edad puede ser también un factor. El papado de Juan Pablo, que ha durado 26 años, ha sido uno de los más largos en la historia de la iglesia, de modo que los cardenales podrían elegir a un candidato de mayor edad como "figura de transición", cuyo pontificado no fuese tan largo.
"La mayoría de los cardenales no piensan que un papado realmente largo sea una buena idea", dijo James Hitchcock, historiador de la Universidad de San Luis. "Pero con (los avances de) la medicina moderna, si eligen a alguien que tenga 70 años, este individuo podría vivir hasta los 95".
Un ex periodista de la Radio Vaticana, David Gibson, dijo que los cardenales podrían volver atrás y escoger a un Papa italiano, o "podrían decir: Vamos a mantener el interés. La última vez fuimos (a buscar al Papa) detrás de la Cortina de Hierro. Vamos a ir esta vez a América Latina".