“Obviamente el crimen paga; si no,
no habría crimen”.
G. Gordon Liddy
La Agencia Federal de Investigación, la AFI, obtuvo un triunfo muy importante al localizar la casa de seguridad en Iztapalapa en la que se mantenía secuestrado al director técnico del equipo de futbol Cruz Azul, Rubén Omar Romano, y liberarlo sin que sufriera daño alguno. Los agentes federales de nuestro país demostraron así que tienen una capacidad para resolver casos difíciles que muchos no sospechaban.
Ésa debe ser precisamente la labor de la AFI. La misma creación de la agencia se explica por la visible necesidad de contar con un cuerpo que lleve a cabo investigaciones especializadas para enfrentar a la delincuencia organizada.
Los comandantes de la PGR y de la AFI no fueron ajenos a la tentación de lograr una gran atención de los medios para exhibir este triunfo. La AFI convocó a muchos reporteros y no inició el asalto sino hasta que éstos estuvieron reunidos. Esto permitió mostrar ante las cámaras de televisión a los secuestradores capturados y sirvió también para proyectar la imagen de una AFI eficaz en un país en el que existe una gran desconfianza ante la labor de las policías.
Hay buenas razones para pensar, sin embargo, que las personas capturadas en la casa de Iztapalapa no son las cabezas de la banda. Dos son mujeres y otros dos menores de edad. Se trata, seguramente, de meros custodios de la víctima en una operación pensada y ejecutada por otros.
Los propios secuestradores capturados señalaron en sus declaraciones que la operación fue organizada por José Luis Canchola desde el reclusorio capitalino de Santa Marta Acatitla. Inquieta pensar que un reo tenga la capacidad para organizar y supervisar desde la cárcel una operación tan compleja como el secuestro de un importante personaje del mundo del deporte. Pero no se puede pensar que Canchola haya podido realizar este secuestro sin contar con el apoyo de operadores externos. Y éstos no son los muchachos capturados en la casa de seguridad de Iztapalapa.
Lo que queda claro de la operación de rescate es que las autoridades mexicanas sí pueden hacer algo en contra del secuestro. Se necesita para ello de voluntad, tecnología y recursos. Ya el concluido Gobierno del priista Juan S. Millán en Sinaloa, demostró capacidad para reducir de manera dramática el número de secuestros con la creación de una unidad antisecuestros con verdadero apoyo de dinero y tecnología. El éxito en este esfuerzo no depende, por supuesto, de la pertenencia a algún partido político en particular. En Morelos, el tan cuestionado gobernador panista Sergio Estrada, ha logrado una disminución igualmente espectacular en el número de secuestros.
Rubén Omar Romano es un personaje muy conocido y por lo tanto su secuestro generó una gran atención del público en general. Pero es erróneo pensar que estos crímenes afectan solamente a los ricos y famosos. Conforme los poderosos se han ido protegiendo, lo cual ha elevado el costo de secuestrarlos, los criminales han bajado gradualmente sus miras. El plagio de un personaje famoso o de un gran empresario puede requerir de una inversión muy fuerte y de una planificación detallada que no están al alcance de todas las bandas criminales. Pero el secuestro de la hija adolescente de un empresario pequeño o de un profesionista es menos riesgoso y puede ser sumamente rentable. Por eso se han multiplicado los secuestros de personas de clase media.
Mientras las autoridades sigan pensando que la inseguridad es un problema de pobreza y no de Policía, este delito seguirá aumentando. Ya deberían haberse dado cuenta, sin embargo, que el secuestro no lo cometen los pobres para garantizar la alimentación de sus familias. Lo llevan a cabo bandas organizadas que funcionan como negocios rentables debido a la gran impunidad que existe en nuestro país.
Podrá uno cuestionar a la AFI por haber montado un espectáculo mediático en la captura de los plagiarios de Romano, pero si ese show sirve para lanzar a los aspirantes a criminales el mensaje de que la impunidad ya no está asegurada en nuestro país, el saldo será finalmente positivo. Para difundir ese mensaje es indispensable que continúen las investigaciones para detener a todos los involucrados en la banda que secuestró a Romano, y en otras más que siguen operando. Y una vez que se les detenga, sus castigos deben ser realmente ejemplares.
NUEVO Y MAYOR FOBAPROA
El rescate del ISSSTE, institución agobiada por el pasivo de las pensiones de los burócratas, le costará a los mexicanos tres veces más que el Fobaproa, según el director del instituto, Benjamín González Roaro. Lo peor es que cada año que pasa sin que hagamos una reforma al sistema de pensiones del sector público, el costo del rescate aumenta.
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