Realmente son pocas las situaciones en que el acto sexual está contraindicado, como en el caso de un riesgo de pérdida del bebé.
(SUN-AEE).-Ya sea por miedo, por falta de deseo o, simplemente por una serie de emociones ocultas que tienen que ver con una disminución en la atracción hacia sus esposas o porque ellas se sienten “feas”, las parejas optan voluntariamente por la abstinencia.
Realmente son pocas las situaciones en que el acto sexual está contraindicado; los especialistas lo indican como en el caso de presentar síntomas de riesgo de pérdida del bebé —contracciones uterinas en el primer trimestre—, de parto prematuro, hemorragias, placenta previa, rotura temprana de membranas o embarazo múltiple, son casos diagnosticados en los controles médicos.
Alfonso Martínez y su esposa comentan que tenían miedo a causar un daño, aunque confiesa que sicológicamente también se bloqueó. “Tenía ganas, pero lo veía raro, pues ella tenía un abdomen muy grande. Dejó de ser sensual para mí, en lo que significa una relación carnal, pero me llené de ternura y pensé que era un proceso normal de esperar un hijo”.
El descenso de libido en la mujer no es una característica biológica del embarazo, por el contrario, al incrementarse los niveles de estrógeno se produce un aumento del deseo, además de cambios en el aparato genital que mejoran la relación. Lo que influye en algunas son los síntomas del primer trimestre como náuseas o sueño, explica el obstetra Julio Astudillo, de la Clínica Alemana de Chile.
Nueva esperanza
El temor que vive Carlos Ramírez es compartido con su esposa debido a que en el pasado perdieron a su primer hijo y ellos sintieron que la vida sexual activa que mantuvieron había tenido algo que ver. Fue por eso que en este segundo intento acordaron esperar hasta el tercer mes para asegurarse que todo estuviera bien.
“El doctor nos dice que no es necesario, pero la experiencia anterior nos asustó mucho. Además, ese mismo temor impediría pasarlo bien. Claro que no se trata de que te dejen botado, igual tenemos nuestras diferencias”.
El experto comenta que esa decisión es muy respetable si a ambos los mantiene tranquilos —que es lo principal en toda gestación—. Aclara, eso sí, que el riesgo de tener otra pérdida es casi el mismo, pues “en más de 90% de los casos, el aborto se produce debido a un accidente generado en la concepción, por lo que la reproducción ya viene determinada”.
Por otra parte, el embarazo es intrauterino, no intravaginal; las estructuras del embarazo sólo pueden afectarse en condiciones patológicas —el sexo es una situación fisiológica o normal—, y por último, las parejas se embarazaron en una relación sexual, sin saber exactamente cuál. “Puede haber sido en la primera de muchas, dándose recién cuenta con un atraso menstrual”.
Con esto, aparece el mito del daño fetal que en eso: sólo mito.
El semen del hombre tiene prostaglandinas que pueden provocar contracciones del útero. Sin embargo, esto no basta para producir un gran cambio en el cuello uterino e inducir un parto. “Sólo en condiciones de riesgo, podría tener alguna influencia y por eso se previene. Las contracciones que advierten algún riesgo de pérdida no se sienten sólo en un acto sexual, sino también cuando la mujer está en reposo”.
El único riesgo evidente —aunque muy bajo— radica en que al estar sexualemente activas, las mujeres siempre están más propensas a adquirir infecciones vaginales o urinarias.
“Pero si comparas esto con los beneficios sicológicos de que la mujer mantenga una vida normal —considerando además que en los controles se pueden prevenir las situaciones de riesgo—, se privilegia lo segundo”, enfatiza. el médico.
Las necesidades de ambos
La sexualidad siempre ha sido un aspecto esencial en la comunicación y sentimiento de intimidad de una pareja, por lo que tampoco debiera descuidarse en la gestación.
En particular se considera que en esta etapa surgen necesidades especiales. “Las mujeres viven cambios fisiológicos, físicos y sicológicos que pueden generar ansiedad o baja autoestima; por lo tanto, mantener un buen vínculo con la pareja, les brinda seguridad y sensación de aceptación”, advierte la sicóloga del departamento de Obstetricia y Ginecología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Sandra Ahumada.
Ellos, a su vez, “también necesitan sentirse queridos y entender que el rol materno no compite con él”. La vida sexual, precisa el doctor, “los hace vivir todo el proceso más tranquilos, sin tanta ansiedad y más próximos hacia lo que sucede a la mujer. Su miedo es sólo desinformación”.