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El SNTE y sus prioridades

Gabriel Castillo

En las últimas semanas el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y su principal dirigente han sido motivo de muy variados comentarios en los medios de comunicación, a raíz de la disputa en que se ha visto envuelta la profesora Elba Esther Gordillo Morales al interior de su partido. Quienes pertenecemos al SNTE hemos seguido con preocupación el desarrollo de los acontecimientos, por los riesgos que conlleva para la organización sindical el involucrarse como tal en un pleito entre dos prominentes miembros del PRI, en el marco de la adelantada sucesión presidencial, pues no todos los agremiados pertenecemos a ese partido político porque existe un alto grado de incertidumbre todavía en cuanto al desenlace en el conflicto referido. La pregunta obligada que muchos trabajadores nos estamos haciendo es ¿Qué pasará con nuestro sindicato en el hipotético caso que Roberto Madrazo lograra llegar a la Presidencia de la República?

La cuestión planteada no se puede responder de manera simple; tiene diversas vertientes o posibilidades de abordaje, pero pasa por la necesaria discusión entre todos los trabajadores en activo y jubilados, en los distintos niveles de la estructura sindical. En otros momentos he señalado que la fortaleza del SNTE, hoy en día y en el futuro, depende de su democratización, de su capacidad de autocrítica y revisión de nuevas formas de ejercicio sindical. Los agremiados somos sujetos mayores de edad, con experiencia laboral y formación profesional que entendemos la importancia de conservar la estructura nacional del SNTE, en estos tiempos de golpeteo contra los trabajadores sindicalizados. Por ello también estamos en condiciones de pedir a nuestros máximos dirigentes que se actúe con prudencia y que se definan las prioridades por las que habrá que luchar en lo sucesivo.

¿Es prioritario que los dirigentes sindicales ocupen cargos partidistas o puestos de elección popular? ¿No es caso más necesario pertinente que el sindicato aborde con la mayor seriedad la problemática del sector educativo, que es tan compleja y que está tan lejos de ser atendida adecuadamente por las autoridades correspondientes? Hay asuntos como el presupuesto que habrá de discutirse en el Congreso y que se sabe viene disminuido para el rubro de educación, que debiera ser de atención prioritaria para el sindicato, sobre todo después del compromiso hecho por el Ejecutivo Federal para invertir más en educación, hasta llegar al siete por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), en 2006.

¿Qué piensa hacer el SNTE ante el previsible incumplimiento de materia de inversión educativa por parte del actual régimen? Otros aspectos importantes que requieren la atención de la organización sindical son los relativos a las reformas en educación secundaria y en educación normal, que todo indica quedarán también como ofertas incumplidas. ¿Existe una contrapropuesta desde el sindicato que se oponga o que complemente a la propuesta oficial? ¿Se han analizado las repercusiones laborales que tendría su puesta en práctica?

La vida interna del sindicato debe asumirse como asunto prioritario para su discusión amplia, de fondo, entre los trabajadores. La última reforma estatutaria ya empezó a incorporar aspectos totales para la democratización del SNTE, como es el caso de la implementación del voto directo, universal y secreto para elegir dirigentes en todos los niveles, aunque quedó planteado de manera incompleta.

Además, se debe avanzar en otras cuestiones importantes como la redistribución de las cuotas sindicales, el plebiscito y el referéndum para decidir sobre temas trascendentes y la revocación de mandato de los dirigentes en caso de incumplimiento, ineficiencia o corrupción probadas. La actual coyuntura política y la difícil circunstancia en que se encuentra la profesora Gordillo, obligan a retomar estos temas, pues ella misma en su recorrido por el país, viene hablando de cuidar entre todos la casa, entiéndase el SNTE, a partir de la unidad en la diversidad.

Hace referencia a preparar el relevo generacional, pues los liderazgos no son eternos y reconoce ahora el papel de expresiones sindicales diferentes a la que ella representa, que han servido de conciencia crítica para intentar corregir lo que ha estado mal en nuestra organización.

Los maestros percibimos que se avecinan cambios fundamentales en México y consiguientemente en nuestro sindicato, pero no debemos conformarnos con ser espectadores sino convertirnos en protagonistas, pues todos y cada uno en la condición de trabajadores somos el SNTE, no sólo los liderazgos formales.

Así entendido el sindicato, como una suma de individuos que actuamos con conciencia de lo que queremos y hacia dónde queremos orientar nuestros esfuerzos, podremos influir e incluso en el rumbo de nuestra nación, la que se convertirá en la prioridad máxima del SNTE, dada la delicada materia de trabajo de sus agremiados: los niños y jóvenes mexicanos.

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