EFE
LOS ÁNGELES, CALIFORNIA.- La Z de ?Zorro? quedó grabada a fuego en el corazón de Los Ángeles, donde el público vitoreó a Antonio Banderas y se enamoró de la bella Catherine Zeta-Jones durante el estreno mundial de esta nueva correría del héroe hispano.
Fue el retorno de las matinales como Dios manda, con palomitas y refrescos para todos los asistentes a la gala que tuvo lugar el domingo por la tarde en el teatro Orpheum de Los Ángeles, uno de los más antiguos de la ciudad restaurado en todo su lujo.
Fue el escenario más apropiado para el estreno de La Leyenda del Zorro, un filme dirigido por Martin Campbell que recupera el humor, la acción y el romance de los seriales de antaño, máscara, capa y espada incluida.
?La película es lo que es, un filme honesto y familiar?, repitió Banderas sobre su nueva aventura como el Zorro siete años más tarde de su debut en este papel con La Máscara del Zorro?.
El actor español nunca estuvo mejor flanqueado en la alfombra roja, a un lado la resplandeciente Zeta-Jones, de beige y adornando su cintura con un gran rosetón rojo.
Al otro, aunque guardando las distancias para dejar que los protagonistas de La Leyenda del Zorro se llevaran los aplausos, estuvo su esposa, Melanie Griffith, ataviada de rojo goyesco con una torera negra con la que templar el raro temporal de lluvia y tormentas que azotan Los Ángeles.
Lo desapacible de la tarde quedó equilibrado por esas llamas que decoraban una gigante Z en medio de la alfombra roja.
Más ardiente aún fue la respuesta del público que se congregó en la alfombra roja, algunos de los más pequeños ya preparados con su propia máscara, sombrero negro y hasta su espada de plástico.
?Nos han traído la fiesta a casa?, declaró una excitada Adriana, feliz de ver de cerca a su héroe en el corazón de Los Ángeles, un área que ya es el corazón hispano de la ciudad. Otra admiradora, Puko, se puso tan nerviosa que se olvidó de su inglés e incluso de las palabras en español que había preparado y le soltó una conversación en japonés que Banderas contestó con dos besos amistosos.
Dentro del Orpheum la emoción aumentó y devolvió a Banderas a esas proyecciones matinales que tanto le gustaban en su infancia en España, ?con pipas y butacas de madera donde se podía escuchar el pataleo del público cabalgando con el héroe?.
Los aplausos enmarcaron los trazos de la primera Z con la que acostumbra a firmar este héroe y los silbidos de pasión acompañaron la primera entrada en cámara de Zeta-Jones con un aire de telenovela romántica o de Lo Que el Viento se Llevó.
Ese es el tono de La Leyenda del Zorro, donde los caballos se emborrachan, los héroes se mueren de celos y los malos se llevan todos los picos del cactus en la cara y en la entrepierna.
Un filme en el que los niños sacan a las madres del ensimismamiento romántico para ir al baño cuando la trama se pone cariñosa.
Y se quedan clavados en las escaleras sin querer salir del auditorio por mucha prisa que tuvieran antes en cuanto llega una nueva pelea a caballo.