El Siglo de Torreón
Torreón, Coah.- La felicidad nunca llega completa. A pesar del triunfo de José Ángel Pérez, las caras de los panistas no demuestran alegría. El motivo: Jorge Zermeño pierde la gubernatura de Coahuila.
La canción de los Kumbia Kings ya no invita a nadie a bailar. Los gritos de apoyo a Zermeño no alcanzan para revertir la tendencia, el candidato lo sabe pero su discurso es mesurado. No dice que perdió, pero tampoco que ganó, sin embargo, su rostro refleja la derrota que a sus más cercanos colaboradores les cuesta trabajo aceptar.
-Los números no nos favorecen, ya no hay vuelta atrás, comenta con el rostro desencajado el alcalde saliente de Torreón, Guillermo Anaya. Incluso su reflexión va más allá:
-Nos faltó tiempo.
En una pequeña tarima Jorge Zermeño agradece el apoyo, acompañado del dirigente nacional de Acción Nacional, Manuel Espino y don Luis H. Álvarez, comenta que no tendrá empacho en reconocer la derrota, se define como un demócrata mientras los gritos de “Zermeño, Zermeño” no cesan.
-Gracias por este entusiasmo. Hemos hecho una campaña para llegar al corazón de todos los coahuilenses. Esta es una campaña triunfadora, hemos ganado el corazón, la esperanza de miles de coahuilenses.
Acusa a los priistas de comprar votos, de realizar una campaña de desinformación, se niega a reconocer los datos que dan el triunfo a Humberto Moreira. Menciona la victoria de José Ángel Pérez, de los diputados panistas, pero acerca de la gubernatura sólo atina a decir:
-No quiero crear falsas expectativas. No quiero engañar, ni engañarme. Esta es tan sólo una batalla y no es la última. Hay que mantener la cabeza en alto, hicimos el esfuerzo. Esta no es una elección de porcentajes, es de votos, esperaremos que fluya la información para poder hablar en otros términos.
No obstante esto ya no sería posible, la tendencia nunca se revertiría.
A qué hora sale Olmos
A pocos metros de distancia la casa de campaña de Eduardo Olmos muestra la cara de la derrota. No hay un templete para que un grupo de cumbias toque y celebrar así la victoria al más puro y viejo estilo priista. En contraparte con José Ángel Pérez el escenario se montó desde las siete de la tarde. Con Olmos sólo se ven caras largas. Nadie se atreve a afirmar que ganaron, pero es muy temprano para aceptar la derrota.
Sentados en los camellones del bulevar Independencia los priistas esperan la llegada de su candidato, una espera que se hace demasiado larga. Ya pasan de las 21:00 horas.
Por celular muchos celebran la victoria de Humberto Moreira, pero su tono de voz cambia al hablar de la elección para presidente municipal.
-Aquí ya perdimos, dirá alguien con forzada resignación.
Sin embargo, otros más optimistas afirman que se debe esperar los resultados oficiales, que la batalla no está perdida. Palabras de aliento que se pierden en los rostros desencajados de aquellos que anhelaban un puesto en la burocracia municipal.
Los representantes de los medios de comunicación se desesperan. Eduardo Olmos no aparece en su casa de campaña. Alguien dice que dará rueda de prensa pasadas las 22:00 horas, otros que será cerca de la media la noche. Lo único cierto es que muchos reporteros optan por irse.
En su domicilio Eduardo Olmos sigue el conteo, sabe que la tendencia le es adversa. Ahí acompañado de Óscar Pimentel acepta dar una entrevista. Comenta que va a esperar los resultados oficiales, que no tiene problema de reconocer la victoria de José Ángel Pérez, incluso piensa ir personalmente a felicitarlo. Sin embargo, en un momento de reflexión y con el rostro que denota la tristeza sentencia:
-Competí contra Jorge Zermeño.
El fenómeno de la “Z” derrotó a Olmos, mas no a Moreira. Los priistas mantienen la gubernatura de Coahuila, pero nuevamente como hace tres años pierden la alcaldía de Torreón... la felicidad nunca llega completa.
Con la ayuda de Dios
José Ángel Pérez ya tiene un lugar en la historia. Por primera vez el PAN gana de manera consecutiva la Presidencia Municipal de Torreón, por primera vez su gestión será de cuatro años. Por si fuera poco será alcalde cuando la ciudad celebre sus cien años.
Es el único panista que se atreve a bailar, no puede ocultar la satisfacción que da la victoria. Menciona que la gente salió a votar, pasadas de las nueve de la noche explica que le lleva diez puntos a Eduardo Olmos, niega que fuera una competencia cerrada.
Prefiere no opinar sobre la contienda por la gubernatura, afirma que su estrategia se basó en el contacto directo con la ciudadanía.
Reconoce estar agotado por la campaña, descansará unos días y en medio de la efervescencia sólo atina a decir:
-Que Dios nos ilumine para gobernar Torreón.