El panameño Rubén Rivera conecta 11 hits consecutivos.
El Siglo de Torreón
Torreón, Coah.- Fue en 1980 cuando Héctor Espino llegó a los Diablos Blancos de Unión Laguna, el “Supermán de Chihuahua” había iniciado la temporada con los Bravos de León y un cambio lo trajo al equipo de Juan Abusaid Ríos y Guillermo Garibay Fernández, presidente y gerente deportivo, de manera respectiva.
Gran alboroto causó la llegada de Espino a La Laguna, porque el mejor cañonero de México se unía al dominicano Rafael “Gallo” Batista para integrar el “1-2 atómico de la Liga Mexicana”. Mucho entusiasmo había entre la afición, ya que el plantel daba para pensar en cosas importantes. “El Vikingo” Dave Christiansen, Juan “Cachorro” Sánchez y Efraín “Indio” González eran los receptores; en la primera base estaba Héctor Espino, Carlos Villela era el segunda, Juan “Dinamita” Hernández cubría el campo corto y el famoso “Cepillín”, Blas Santana, se encargaba de la tercera base.
El outfield contaba en el izquierdo con Eduardo “Eddie” Muñoz, Roberto Chavarría estaba en el central y Roberto “Bobby” Rodríguez se hacía cargo del derecho, con Rafael “Gallo” Batista como designado.
En aquella temporada de 1980, siete bateadores compartían la marca de diez imparables consecutivos y en ese entonces ningún aficionado lagunero al beisbol pensaba que Héctor Espino superara la hazaña con el equipo profesional de la región. El notable bateador ascendió 76 centésimas en una semana de actividad, para ponerse con .421 de promedio.
Lo poncha Castañeda.
El bateador panameño Rubén Rivera, fue parte importante para que los Piratas de Campeche lograran en 2004, el título de la Liga Mexicana de Beisbol. Debido a sui buena acuación la directiva de los filibusteros lo repitió en la actual temporada y nuevamente el ex grande liga ha respondido en la novena que maneja “Paquín” Estrada.
Rivera bateó el miércoles anterior de 6-6 frente a los Tuneros de San Luis y el jueves lo hizo de 5-5, para empatar la marca que Héctor Espino alcanzó en 1980 con los Diablos Blancos de Unión Laguna. Anoche, frente a los Rieleros de Aguascalientes, en el Parque Alberto Romo Chávez, rubén Rivera estaba en posibilidades de imponer un nuevo récord, de 12 hits consecutivos, pero el derecho de Torreón, Federico Castañeda, lo hizo abanicar el tercer strike para terminar así con la racha, que de cualquier forma es una hazaña muy difícil de igualar.
Siempre dueño del número 21 en la franela, Héctor Espino llegaba al Unión Laguna, en donde el manager curiosamente también lo portaba y fue así como se dio una situación muy curiosa, cuando la directiva solicitó a la Liga Mexicana, autorización para permitir la dualidad de ese 21. Antonio Ramírez, entonces presidente del circuito.
, dio luz verde para dejar a la temporada 1980 como la única en la que manager y pelotero del mismo equipo utilizan el mismo número en la espalda.
La permanencia de Héctor Espino en los Diablos Blancos no fue muy prolongada en aquella temporada y poco después empezaron sus problemas con Juan Abusaid Ríos, propietario del equipo; el “Supermán de Chihuahua” fue enviado entonces al equipo de Monclova, en un cambio por Valenciano Vega.
