¿Dónde quedó la bolita?
De entrada, en afán de justificar el ridículo precio ofrecido por el comprador, es decir 165 millones de dólares, frente a 700 u 800 calculado por los analistas, se adujo que éste absorbería un pasivo neto de la empresa por 294 millones de dólares, en paralelo a otro de 997 millones por el arrendamiento de aviones Mexibus. En total, pues, mil 291 millones de billetes verdes, o si lo prefiere 13 mil 555 millones de pesos.
El caso es que en los estados financieros de Cintra, la controladora de Aeroméxico y Mexicana, hasta el 31 de diciembre del año pasado los pasivos totales de la firma privatizada sumaban sólo nueve mil siete millones de pesos.
¿Endeudaron en diez meses los vendedores designados por la Secretaría de Hacienda a Mexicana con cuatro mil 548 millones de dólares, es decir 50.5 por ciento más del monto con que la recibieron?
Y aunque se alega que hace 15 años la empresa Mexibus, es decir la arrendadora de los aviones de la firma, le otorgó a ésta un préstamo de 500 millones de dólares, cuyo último abono de 110 millones deberá amortizar en 2007, aquí y en China los costos de arrendamiento se consideran como gastos de operación, no como pasivos.
Por lo demás, si el remanente de la deuda es de 110 millones de dólares, ¿de dónde van a salir los 997 millones exhibidos por el presidente de Cintra, Andrés Conesa Labastida?
Dicho con todas las letras, si los pasivos de Mexicana suman 240 millones de dólares, más los 110 que se deben a Mexibus, entonces la deuda total que absorbería Posadas sería de 350 millones de dólares, no de mil 291 millones. Y si le seguimos, no hay certeza hasta hoy sobre dónde quedó la bolita en relación con el monto pagado por la venta de la torre de Mexicana, cuyo costo se estimó en 30 millones de dólares.
Si, como estimaría la lógica, los recursos ingresaron a la caja de la firma, considerando que se trataba de uno de sus activos, entonces el valor de la privatización se reduciría a 135.5 millones de dólares… sin contar, naturalmente, las existencias que de suyo debió haber en caja, cuyo monto algunos analistas calculan en 100 millones de dólares, por más que según los estados financieros de Cintra entregados a la Bolsa, ésta contaba hasta el tercer trimestre de este año con existencias de tres mil 828 millones de pesos, es decir 363.2 millones de dólares.
¿Cuánto cree usted que le haya correspondido a Mexicana de Aviación?
Más allá, de acuerdo con los números exhibidos, la firma aérea acumulaba hasta 2004 pérdidas por dos mil 226 millones de pesos que según las reglas fiscales tiene derecho a amortizar en los años subsecuentes, lo que significaría un ahorro tributario que los fiscalistas calculan en 556 millones de pesos… regalito que no se clarificó al hacerse pública la venta de la firma.
Por lo pronto, los inversionistas que le apostaron a la acción de Cintra hace seis meses, a la espera de un boom en su cotización, en la antesala de su venta fragmentada, están furiosos por la caída dramática del valor de los papeles.
Adquiridos éstos en ocho pesos, hete aquí que su valor actual es de 4.25, con la novedad que Bancomer logró deshacerse de su paquete equivalente a 15 por ciento del capital de la línea aérea, cuando las acciones costaban aún 7.70 pesos.
La suspicacia habla de un supuesto tráfico de información privilegiada, considerando que en las semanas siguientes la Secretaría de Comunicaciones y Transportes otorgó un paquete de concesiones para operar líneas aéreas de bajo costo, lo que necesariamente provocó una caída en el precio de los valores.
La debacle llegaría además al caerse uno por uno los postores inscritos en la pelea por los paquetes… y el descenso en la calificación de la deuda del Grupo Posadas, al considerar que se estaba sobreapalancando para cubrir el pago por la línea aérea.
¿Nadie sabe, nadie supo?
Balance general
Calificado como “error de dedo” por los legisladores priístas y panistas que soslayaron un acuerdo de mayoría para recortar en 26 mil 500 millones de pesos la exigencia de creación de reservas para el año próximo del Instituto Mexicano del Seguro Social, dejando cojo su presupuesto de gasto en idéntica proporción, ahora resulta que se deja a la Secretaría de Hacienda la tarea de subsanar el yerro.
El problema es que el compromiso de ésta es ir otorgándole al organismo recursos a cuenta gotas, es decir como vaya fluyendo alguno que otro “extra”. Ahora que si éstos no llegan, pues a ver cómo le hace para operar sin que se irriten los derechohabientes. Por lo pronto, a contrapelo de la exigencia presidencial de llegar a un escenario de superávit ingresos-egresos en 2006, habrá un déficit por el monto señalado.
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La semana próxima la Comisión Federal de Competencia aceptará o rechazará la demanda planteada por el gobierno de la ciudad de México contra la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), a la que acusa de supuestas prácticas monopólicas relativas en su modalidad de acuerdos gremiales.
De acuerdo con el denunciante, el organismo emitió una consigna para evitar la participación de sus agremiados en la licitación convocada para la compra masiva de vales de despensa para sus trabajadores, a título de arcones navideños.
El concurso, como usted sabe, se declaró desierto… por falta de participantes.
En los últimos dos años el contrato se lo llevó Comercial Mexicana, quien le arrebató la estafeta a Gigante.
El eje del conflicto es la exigencia del gobierno capitalino de un descuento de 33 por ciento, que según las cadenas les resulta incosteable, por más que el mayor peso de la carga recae en los proveedores.
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¿Se acuerda usted del Concurso Mercantil entablado por los acreedores, léase Secretaría de Hacienda, IMSS, Infonavit y uno que otro proveedor, contra Bufete Industrial, que culminó con la decisión de liquidar a la firma constructora?
¿Se acuerda que se dijo que los adeudos pendientes tras la venta de los contratos, la subasta de las patentes de ingeniería y aún el remate de los bienes muebles, se saldarían a la liquidación del edificio sede de la empresa, localizada en la colonia Del Valle?
Bien, pues hete aquí que cuatro años después el inmueble, alguna vez el primer edificio inteligente en el país, localizado en Moras 850, se deteriora a pasos gigantes sin que surja algún comprador.
Ahora que el asunto pasaría al plano anecdótico de no ser por un pequeño detalle: Entre los acreedores están mil 500 ex trabajadores de la ex compañía líder en la construcción de plantas industriales “llave en mano”.
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Curioso, digo por endilgarle un calificativo al asunto, que la Secretaría de la Función Pública haya inhabilitado durante tres meses como funcionario público al director de Innovación y Desarrollo Tecnológico del Seguro Social, Luis Chon Chon, por haber presentado su declaración patrimonial con algunas omisiones ¡hace seis años!
El ex funcionario acumula un expediente de un metro de largo por supuestas irregularidades en la compra de equipos de cómputo para el organismo.
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