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Félix Fuentes

En el ambiente político envenenado y de confusión gubernamental, la Procuraduría General de la República incurrió en descomunal error al no poner a disposición de un juez a Andrés Manuel López Obrador y le fue devuelto el voluminoso expediente y el depósito de dos mil pesos pagado en acto “de buena voluntad” por los diputados panistas Gabriela Cuevas y Jorge Lara.

Por el afán de evitar la fotografía de López Obrador tras las rejas, la PGR y en particular el subprocurador Carlos Vega Memije han hecho de este asunto un mazacote.

Durante cuatro años han fracturado el foxismo y confundido a la opinión pública debido a ambiciones políticas y el odio al tabasqueño. En la fenomenal pifia de la PGR, tan grave como la consignación absurda de Nahum Acosta por delitos que no cometió, las 12 mil fojas en las cuales consta el “desacato” imputado al jefe de Gobierno capitalino fueron enviadas por oficialía de partes al Reclusorio Oriente y tres horas antes fue pagada la fianza del indiciado.

La maquinación resultó absurda e ilegal. Cualquier iletrado sabe que un responsable de ilícitos debe estar a disposición de un juez, quien decide si procede la formal prisión o la libertad bajo caución. En este caso actuó el Ministerio Público como juez. La mala fe del subprocurador Vega Memije y de sus jefes derivó al gran ridículo jurídico, con lo cual engrandecen a niveles insospechados la figura de AMLO.

Semejantes patrañas aniquilan al foxismo y los legisladores que se prestaron a esa jugada quedan marcados para siempre.

En sus curules fueron arrojados los dos mil pesos, en monedas, previamente alineadas por gente humilde frente a la ALDF.

Es entendible que los legisladores blanquiazules ignoren un proceso judicial, pero tampoco lo saben en la PGR, dependencia que hace pedazos el Estado de Derecho y se aparta de la máxima jurídica de ser una institución de buena fe. El juez Olvera destacó que López Obrador no ha estado a su disposición y el Ministerio Público no debió concederle la libertad bajo caución.

Como tampoco había orden de aprehensión contra el tabasqueño, el MP carecía de facultades para manipular la libertad del indiciado. López Obrador no estaba detenido ni había en su contra una orden ministerial, manifestó Alan Güereña, secretario de acuerdos del juez doce de distrito en materia penal, Olvera López.

Ante el golpe demoledor del juzgador a la PGR, el subprocurador Vega Memije resultó con la humorada de que no se trata de un revés judicial y sólo es “una diferencia de criterios”. Añadió su propósito de apelar en cinco días o hacer la consignación, ahora sí, por el conducto adecuado y solicitando la orden de aprehensión, lo cual ha reclamado durante dos semanas López Obrador.

Por supuesto, la absurda caución cubierta por los imberbes asambleístas de Acción Nacional queda sin efecto. Salieron ganando los dos mil pesos que les fueron arrojados en sus asientos de la Asamblea Legislativa del DF. Antes y sin minimizar su insolencia, el blanquiazul Federico Döring dijo que el pago hecho por sus congéneres fue un “acto de caridad humana”.

Eso le mereció calificativos impublicables. Algunos senadores del PAN como Javier Corral Jurado censuraron semejante “manoseo” de su partido. Ahora puede ingresar “El Peje” a la cárcel, si el juez lo determina y ser retratado entre rejas por la prensa nacional e internacional, a lo cual se ha opuesto Vicente Fox.

El vocero de Los Pinos, Rubén Aguilar, hizo un llamado al “señor López” para recurrir a las instituciones y “recuperar el ánimo del diálogo y la disposición al acuerdo”. Pero anteayer prometió no volver a ocuparse del tabasqueño. Hoy se verá si cumple su palabra.

En este embrollo de El Encino, la Cámara de Diputados fue inducida a un teatral desafuero y el líder priista, Roberto Madrazo, enredó a legisladores de su partido para hermanarse con los panistas, como sucedió en el caso del Fobaproa.

López Obrador habría dicho que hoy volvería a la Jefatura de Gobierno. Pero falta definir si el proceso penal ha comenzado o es necesario que el funcionario quede a disposición del juez Olvera.

Esto, por encima de cuanto diga Vega Memije.

En el largo compás de espera, AMLO aprovechó el tiempo para intensificar su discurso. Llegó a las puertas de Los Pinos a saludar a senadores que realizan el ayuno y envió un mensaje a Vicente Fox: “Si la mayoría de los mexicanos me elige presidente no voy a actuar con venganza ni les voy a fabricar delitos a mis adversarios políticos”.

Ahora López Obrador advierte: “Si hay diferencias, que las hay, en cuanto a concepción de país, en cuanto a proyecto de nación, esas diferencias las tenemos que resolver mediante el método democrático”.

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