La trayectoria del cine mexicano ha sido un viaje dentro de un tobogán, con una serie de altibajos. En la época del cine mudo, lo importante es el cine documental sobre la Revolución Mexicana, y antes de 1910, sobre la vida en el porfiriato. Hubo escasas películas dramáticas, la más memorable es La Banda del Automóvil Gris. Será hasta los años treinta cuando el cine mexicano comience a despegar. Las dos primeras películas serán una especie de sello distintivo de nuestro cine: Santa y La Mujer del Puerto plantean el drama de la prostitución y ése pareció un filón interminable que nuestro cine no ha dejado de explotar.
En los mismos años treintas existe el interés por hacer un cine de mayor calidad, sobre todo a partir de la llegada a México de Sergei Einsentein, ya que en Estados Unidos no podía filmar. Aquí, este director que es el padre de la teoría del montaje cinematográfico, filmó una película que dejó inconclusa y que lleva el nombre de Que Viva México. En su estancia en nuestro país, aprendieron de él Emilio ?Indio? Fernández y Gabriel Figueroa quienes posteriormente formaron mancuerna y dieron a conocer al cine mexicano, internacionalmente, en los años cuarenta.
Fernando de Fuentes es otro de los directores rescatables de aquella época. Filmó, Allá en el Rancho Grande, entre otras. En otros géneros, Juan Orol, cultivó el cine negro, el cine de gangsters que tan de moda se había puesto en los Estados Unidos.
Lo más parecido a las películas de vaqueros, fue la comedia ranchera, de donde surgen los charros que provocaron suspiros en las adolescentes de los años cuarenta: Jorge Negrete, Pedro Infante, Luis Aguilar.
La primera gran época del cine mexicano fue durante la Segunda Guerra Mundial, ya que los americanos, por estar ocupados en la guerra, dejaron libre el mercado latino, oportunidad que aprovechó el cine mexicano. Fue en esta época donde surgieron los grandes cómicos: Cantinflas, Medel, Tin Tan, Pardavé y se hicieron películas familiares que aún pasan por la televisión. A finales de la década, llegará a México Luis Buñuel, donde filmaría primero El Gran Casino y en 1950 Los Olvidados, principio de una larga filmografía dentro de la escuela surrealista.
De esta época se puede mencionar la terna femenina: María Félix, Dolores del Río y Silvia Pinal. La última colaboró con Buñuel en la actuación y en la producción junto con Alatriste.
Los cincuenta y sesenta fue decadencia para el cine nacional salvo raras excepciones como Tarahumara de Luis Alcoriza y Viento Negro de Rogelio González que podrían salvarse. Fue el movimiento del 68 el que ayudaría a renovarse al cine nacional con la anuencia de Luis Echeverría, con lo que se llamó el nuevo cine mexicano cuyo inicio fue marcado por la película Los Caifanes de Juan Ibáñez.
Lo importante de este año es que las puertas del sindicato de directores de cine se abre y permite la entrada de gente joven, sobre todo de personas que se habían ido a estudiar cine a países socialistas como es el caso de Juan Manuel Torres y Sergio Olohivich. De esta época son: Tiempo de Morir y El Casillo de la Pureza de Arturo Ripstein, El Jardín de la Tía Isabel de Felipe Cazal, serían los inicios de Alfonso Arau con El Águila Descalza, Muñeca Reyna de Sergio Olohivich.
Este cine se caracterizó por pretender ser un cine social, pero como lo bueno no dura mucho en nuestro país, con López Portillo, y el cine en manos de su hermanita, volvió a sus orígenes a las películas de ficheras, a la comedia burda, a Esta Noche Cena Pancho y demás.
Los noventa trae nuevos aires para la industria. Se reinventa un nuevo cine nacional que diferencia del nuevo de los setenta, éste, aparte de tener pretensiones estéticas, le interesa la taquilla y el cine como negocio. La Mujer de Benjamín, Bandidos, Sólo con tu Pareja, El Secreto de Romelia, son algunos títulos que vinieron a refrescar nuestro cine, sobre todo alimentada de gente que salía de escuelas de cine mexicano como el C.C.C. o el CUEC. Y aquí la dejamos por ahora.
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