Parte de la cultura popular desemboca en el nacionalismo; aunque hay que hacer la aclaración de que este concepto es apenas un invento de los últimos tiempos que sirvió, primero, a las naciones para independizarse de un poder central, en aquel tiempo la iglesia, apoyando a la reforma, y posteriormente, en los estados ya nacionales, para fundar las democracias, abatiendo las monarquías; aunque actualmente existen estados donde las monarquías son el símbolo de unión nacional.
El romanticismo tuvo mucho qué ver con la significación sentimental que tiene la palabra. El romanticismo volvió al concepto mítico, rescató a los héroes nacionales, glorificó el pasado, y a cada nación la convirtió en algo así como el pueblo elegido, llamado a sobresalir en el mundo con una historia llena de gloria. En el caso latinoamericano, se ensalza a lo indígena como respuesta a la conquista. Se construye el mito: léase a Garcilasso de la Vega, el inca, en Comentarios Reales.
El siglo XIX y XX sirvieron para construir la idea de lo nacional. Los medios de comunicación masiva participaron, al proponer una imagen de lo nacional; en el caso de México, el cine que definió lo mexicano como el charro, el machismo, la mujer sumisa, sufrida. Recuerden de que el Indio Fernández se jactaba de haber inventado la imagen de México en Europa, cuando conquistó los mercados europeos o cuando se comenzó a hablar de él en Rusia. Los cielos de México fueron los cielos de Gabriel Figueroa.
La televisión también colaboró distinguiendo al Mariachi de todos los demás grupos de música locales, una vez que Azcárraga les hubiera agregado los instrumentos de metal. La idea de lo nacional se nos fue unificando para abatir las diferencias individuales.
Dicen algunos autores, Martín Barbero entre ellos, que el mercantilismo del siglo XIX utilizó estos elementos para proteger o crear sus mercados. Después de que se había sufrido por parte de los imperios inglés y español el control del comercio de América, una de las razones más importantes que trajeron como resultado las independencias americanas, (la de Estados Unidos la primera) se protegieron los mercados nacionales hasta la segunda parte del siglo XX.
La cultura nacional tiene como punto de partida participar de una misma historia, sentirse heredero de esa historia y participar de la convicción de pertenecer a un pueblo que de alguna forma es elegido para jugar un papel importante en el contexto mundial. Recalco una vez más, el nacionalismo sirvió como idea liberadora de un poder central, primero y como elemento para construir la democracia que se fundamenta en la igualdad. El problema es cuando a estos pueblos se integran los inmigrantes, cuyas referencias son otras, lo mismo que sus aspiraciones y que se ven cómo amenaza al status quo ya logrado.
¿De qué manera el inmigrante se inserta en el contexto nacional? Cuando acepte que no es diferente a los demás y que puede participar de la cultura a la que ha llegado, enriqueciéndola, (léase al hombre cósmico de Vasconcelos) y cuando el pueblo al que ha llegado lo acepte como un miembro más de la familia nacional a pesar de las diferencias individuales que pueda tener.
La aculturación es doble, porque la aceptación también debe de ser doble. El elemento nuevo se diluye en el todo para construir una nueva unidad. Esto va a ser imposible de darse cuando uno de los elementos, la nación o el inmigrante, no acepte sacrificar algo de lo que es para participar de la nueva unidad.
Sin entender esto va a ser difícil entender la reacción de los países sudamericanos ante el libre comercio, o la globalización de la economía. También es difícil entender cómo ciertos inmigrantes no pueden adaptarse a países donde la acogida no es del todo grata. A fin de cuentas, todos los nombres, en cualquier parte del mundo, buscan lo mismo, el derecho a ser, sobre todo el derecho a ser con dignidad, el derecho a ser como todos son, con las mismas oportunidades, con el respeto que se merece su dignidad de ser humano. La integración se da bajo el principio de igualdad; cuando comienza a existir diferencia entre los hombres es cundo va a ser imposible participar de un mismo objetivo, el nacional.