Una vez más queda demostrado que en esta provincia se produce algo digno de tomarse en cuenta: Jaime Muñoz Vargas ha ganado tres concursos literarios en la misma semana, en el género de cuento. Hay que gritarlo con bombo y platillo. Nos sentimos orgullosos por él, por ese tesón que no deja de construir los textos demostrando poseer calidad. La literatura regional se anota otro tanto, y muchos han sido del mismo autor. A estas alturas ya no podrá decirse que son garbanzos de a libra sino que son la manera de coronar un esfuerzo cotidiano.
Jaime sabe lo que quiere y ha ido por él. Ya no es un sueño guajiro de alguien que juega a ser escritor; se trata de un escritor, aunque eso no signifique el glamour que se puede ver en las películas. Para la región, esta semana es muy importante, hablando literariamente. ¿Quién más puede presumir de lo mismo? ¡Qué levante la mano! Nos guste o no; a esto se le llama proeza, y le dedico esta columna para que no pase desapercibido, para que no se ignore.
Haga de cuenta que le estoy diciendo que el Santos ganó, la liguilla, la Concacaf, y su pase al Mundial en la misma semana. (No sé si se pueda). Si en la vida no todo es deporte, y no siempre para ganar necesitamos de la contratación de jugadores extranjeros. Jaime Muñoz Vargas es de la región, aquí se hizo, en los talleres regionales (Botella al mar) nació para la literatura.
No vamos a salir a las calles a festejar; ya lo sé que a nadie le interesa; pero si se le permite a los amantes del futbol festejar en las calles las proezas de sus equipos, y salir a gritar con los cláxones y a ondear banderas, yo festejo en estas páginas aunque algunos se pitorrién por hacerlo.
Es que deberíamos de salir a las calles a ondear banderas. No todo en esta vida es futbol; también hay que darle cabida a la literatura, a la danza, al teatro, a la ciencia, a todas las artes, a la inteligencia, a la industria y al comercio. ¿Por qué nada más al futbol?
En la antigua Roma, cuando un general ganaba una batalla importante, volvía a la capital pero antes de entrar a ella acampaba fuera de la ciudad y exigía su derecho a tener su desfile triunfal y el senado debía otorgárselo si no quería verse en problemas. Yo no sé qué vayan a hacer nuestras autoridades al respecto; creo que deberían de hacer algo; lo mismo que harían al enterarse de que el Santos ganaba el campeonato nacional (aquí se trata de tres campeonatos), ya de perdis un somero cuarto de plana con una felicitación en los periódicos.
Ésta sí es una grata manera de festejar los cien años de la ciudad. Orgullo, orgullo, orgullo. En el campo de la cultura hay que reconocer los triunfos; debería de existir una especie de pared en la ciudad donde se fueran inscribiendo los nombres de los ciudadanos que sobresalen en todos los campos de la acción humana. La industria, el comercio, los agricultores, los científicos, los investigadores, los artistas, los escritores, los deportistas. Pues no les dicen a los hijos, sé lo que tú quieras pero sé el mejor; pues eso es lo que se necesita, una gran pared para inscribir a los mejores, los que destacan, a los que llevan al mundo el buen nombre de esta ciudad: hecho en La Laguna, hecho en Torreón.
¿Qué pasó cuando Spacio di Ballo fue a Europa a presentarse? Nada. ¿Qué pasó cuando Prado Galán ganó el concurso de ensayo en Perú? ¿Qué va a pasar ahora que Jaime Muñoz le entrega a la ciudad el orgullo de ganar tres premios nacionales de cuento? Es hora de que pase algo.
Si no todo el dinero que paga el pueblo en impuesto tiene que gastarse en campañas de políticos en los que nadie cree. Eso nos cuesta mucho y no nos deja nada. En cambio, las acciones de ciudadanos comunes y corrientes que sin apoyos son fieles a sus convicciones, no nos cuestan nada y nos llenan de orgullo. Es que: a quien corresponda: hay qué ponerse las pilas, hay que subrayar que Torreón, en sus cien años, somos bien fre... o chin...
Un cuartito de plana no los va a dejar pobres.
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