MES PATRIO
Habría que reflexionar sobre la patria cuando el circo de la política se encuentra en todo su esplendor maromeando en las tres pistas. Dignidad y orgullo se encuentran en peligro. A río revuelto, los listos pescan, los problemas se complican, las soluciones son producto de la imaginería demagógica, se ha perdido la fe, la credibilidad, y muchas de las acciones parecen ser hasta producto de la burla; fíjese bien en las fotos de algunos candidatos a las diputaciones, su juventud aflora en esas sonrisas inexpertas. Son ellos los que quieren dirimir sobre las nuevas leyes que habrán de regir a cien millones de mexicanos. ¿Tendrán capacidad para hacerlo? Lo dudo. Si los que se dicen expertos no han podido encontrar la solución, creer que la encontrarán los veintiañeros es francamente de dar risa.
En septiembre festejamos la independencia lo cual nos hace recordar todos los movimientos libertarios del siglo XIX y veinte, comenzando con la revolución de independencia de los Estados Unidos, pasando por la Revolución Francesa, la era Napoleónica, Fernando séptimo y las cortes de Cádiz, la Constitución de Apatzingán, la consumación de independencia, el camino difícil para construir la democracia durante el siglo XIX, con dos imperios: el de Agustín I y el de Maximiliano (y eso que no tomamos en cuenta a su alteza serenísima Santa Ana); las luchas de poder entre los grupos masónicos; cualquier semejanza con la actualidad no es mera coincidencia, (pelearán los rounds necesarios, dos peleas estelares, dos, Madrazo Vs. Gordillo, El Peje Vs. Cárdenas), los intentos por unificar al país primero alrededor del grupo de la reforma, la constitución del cincuenta y siete; desgraciadamente, después a causa por la mano de hierro de don Porfirio Díaz. (¿Eso será lo que andamos buscando?) Los ideales del romanticismo vinieron a desembocar en la exagerada confianza del positivismo: ?libertad y progreso?, los principios del liberalismo: dejar hacer, dejar pasar; una macroeconomía fuerte, junto con una microeconomía de esclavitud: (remember pinacotepa nacional, y léase la rebelión de los colgados).
El siglo XIX no se acaba ahí, en 1848 se edita por primera vez el manifiesto comunista. Marx y Engel ofrecerían otra opción al mundo, el comunismo impracticable, teniendo como estación intermedia el socialismo que el mismo Marx apoyó en Alemania y que fracasó. Entrando al Veinte, siguen dándose las revoluciones como la solución al problema social y político, curiosamente primero en México, luego en Rusia y China. La mexicana, definitivamente no desembocó en el socialismo, desde 1940 eso se vio, cuando se da marcha atrás a lo hecho por el General Cárdenas, (la educación deja de ser socialista y con ello todo lo demás). Todo el siglo XX nos llevó pasar de una democracia con un solo partido en el poder, a la alternancia; con la grandiosa curiosidad que dicho partido, como si fuera un columpio ideológico, ha ido de una manera de pensar a otra según le duelan los cayos al presidente en turno: Cárdenas, socialismo; Alemán, capitalismo; Echeverría, economía de Estado; Salinas, neoliberalismo; y el país, bien gracias.
En los ochentas, la devastación económica, la caída de la banca, la pérdida de capitales y ahorro. Para solucionar el problema, hubo de vender nuestro orgullo, o lo único que podíamos vender, nuestra mano de obra y bien barata ante la competencia de países como China (a lo que vino a desembocar el libro rojo de Mao).
Frente a nosotros un futuro; mes de la patria. En estas condiciones ¿qué significado tiene el mes de la patria?; ¿qué es la patria? ¿Un grupo de gente que participa del mismo espacio geográfico, la misma historia, las mismas tradiciones? ¿Qué es la patria? ¿Usted y yo, nuestros hijos? ¿Qué es la patria? ¿Las personas que nos rodean? ¿La juventud sin futuro? ¿Un macabro juego de intereses particulares que nos está destruyendo?
Ante esta perspectiva histórica, los problemas que nos entretienen son: la inseguridad pública, el ambulantaje, el desempleo, todo parte de lo mismo: que no tenemos patria, que se nos está yendo de las manos, que nos falta lo que a nuestros héroes les sobró, tanates; ¿ahora dejaremos que estos jovencitos resuelvan nuestros problemas? ¿Nuestra historia?
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