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BANDA ACEH, INDONESIA. - Los temores a actos de corrupción, a ataques extremistas y a labores misioneras de grupos religiosos mermaron ayer los esfuerzos de ayuda a las víctimas del maremoto en la región indonesia de Aceh, pero los trabajadores en la devastada provincia no estaban desanimados.
Un día después de que se advirtiera a los extranjeros que no se podía garantizar su seguridad fuera de las dos principales ciudades de Aceh, el Gobierno reconoció ayer que la corrupción era un problema endémico en el país que podría diluir los trabajos de ayuda humanitaria.
En la India, el Gobierno permitió entrar a la primera agencia de ayuda internacional en las islas de Andaman y Nicobar, que sufrieron la peor parte del tsunami del pasado 26 de diciembre. Los responsables dijeron que habían permitido que el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés) acudiera a la zona para vacunar a los niños en el archipiélago, cuyo acceso está altamente restringido.
El ministro indonesio de Bienestar Social, Alwi Shihab, que está coordinando la operación de ayuda en Aceh, dijo que la corrupción era una preocupación y que el presidente, Susilo Bambang Yudhoyono, había solicitado medidas estrictas para evitarla.
?Se ha advertido a aquellos que tienen algo en mente en términos de sus prácticas habituales que serán castigados severamente?, dijo Shihab.
El dinero y los materiales de ayuda están inundando Aceh, que fue la región más afectada por el desastre. El terremoto y posterior maremoto mataron al menos a 158 mil personas, entre ellos 106 mil 500 en Indonesia y 30 mil en Sri Lanka.
Más de cinco mil personas murieron en Tailandia, muchos de los cuales eran turistas. También hubo víctimas en Bangladesh, Myanmar, las Maldivas y varios países del este de África.
Los gobiernos de todo el mundo han comprometido cinco mil 500 millones de dólares en ayuda, mientras que los individuos y corporaciones privadas han donado al menos otros dos mil millones hasta la fecha. Incluso la aislada Corea del Norte prometió 150 mil dólares.
Una ciudad de tiendas de campaña en la que se albergan 60 organizaciones internacionales y mil 125 cooperantes extranjeros ha surgido en el aeropuerto de Banda Aceh, capital de la provincia de Aceh. Sólo los esfuerzos de ayuda de la ONU representan a 90 países.
Agenda religiosa
Más allá de los potenciales sobornos, existe preocupación en Indonesia, la nación musulmana más poblada del mundo, de que algunas agencias occidentales implicadas en las tareas humanitarias impulsen también una agenda religiosa.
Aunque grupos de la organización judía B?Nai Brith y organizaciones católicas, evangélicas y mormonas están recaudando dinero o trabajando con los sobrevivientes, se aprecian pocos pasos hacia un trabajo misionero.
?Me he reunido con algunos grupos radicales y su principal preocupación es la misión humanitaria?, dijo Shihab. ?No creo que los cristianos hagan (labores misioneras). Les saldría el tiro por la culata?.
La mayoría de las organizaciones humanitarias con creencias religiosas dicen que los actos de piedad son suficientemente reconfortantes sin tratar de convertir a nadie.
Las autoridades indonesias advirtieron a los cooperantes que no se aventuren más allá de las dos principales ciudades de la isla de Sumatra debido a lo que calificó de amenazas de extremistas. No obstante, los rebeldes separatistas dijeron que nunca atacarían a los trabajadores, quienes dijeron que no estaban demasiado preocupados.
En París, las naciones acreedoras iban a reunirse ayer para completar la paralización del pago de la deuda de los países afectados por el tsunami, muchos de los cuales están entre los más pobres del mundo y afrontan enormes deudas.